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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".

Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.

16 de agosto de 2018

SAN MARTÍN: DE PATRIOTA ESPAÑOL A REBELDE SUDAMERICANO.

Jose de San Martín combatió por el Ejército español en contra de Napoleón Bonaporte
LA HISTORIA ARGENTINA NO HA PRESTADO MUCHA ATENCIÓN A ESTA CURIOSA METAMORFOSIS EN TAN SOLO UN PAR DE AÑOS, PERO SE TRATA DE UNA AVENTURA QUE VALE LA PENA REPASAR. Por Rolando Hanglin 7 de mayo de 2017
Entre 1970 y 1974 fui inmigrante ilegal en la preciosa ciudad de Sitges, a 30 kilómetros de Barcelona. La arteria más alegre y colorida de esta villa de verano es conocida como "La calle del pecado" y mide sólo 200 metros. Hay allí cantidad de bares a la calzada, que es una peatonal por la cual desfilan turistas y personajes de toda raza, idioma y color.
Observando ese sitio picante, advertí que una mayólica ubicada a la altura de un primer piso indicaba el verdadero nombre de la calle: 2 de mayo. Luego vine a saber que en toda España hay lugares conocidos como "La calle del pecado", por lo general relacionados con la vida alegre. Pregunté a uno de mis amigos cuál era el verdadero nombre.
—Hombre, no sé… Primero de mayo o algo así.
—¿Por el Día del Trabajador?
—Mira, pues, no lo sé. Aquí siempre la hemos llamado La calle del pecado.
Acabo de leer en el diario El País que este último 2 de mayo se realizó en Madrid un desfile militar para conmemorar el Día de la Independencia Española. Confieso mi ignorancia: es un acontecimiento no muy conocido en Argentina y tal vez poco celebrado en Cataluña, que tiene sus propias tradiciones.
En realidad, la guerra de la independencia de España, que estaba invadida por la Francia napoleónica, se inició el 2 de mayo de 1808, a través de un alzamiento popular que abarcó a las distintas provincias y clases sociales, en tanto Napoleón tomaba prisioneros al rey Carlos y su hijo Fernando VII, los forzaba a abdicar a favor de su propio hermano, Joseph Bonaparte, conocido popularmente como Pepe Botella.
Napoleón Bonaparte, uno de los grandes conquistadores de la historia
Había en el pueblo español dos grandes bandos: el nacionalista monárquico, que anhelaba el restablecimiento del trono en la persona de Fernando VII, y el democrático, liberal, con ideas tomadas de la Revolución francesa, que paradójicamente rechazaba el dominio de un Imperio francés. Muchos de estos hombres eran tildados de "afrancesados" por su simpatía con las ideas del 14 de julio de 1789, aunque resistieran a la invasión de esas mismas ideas por la fuerza militar de Napoleón.
José de San Martín, como patriota español, se enroló en esta segunda tendencia(democrático, liberal). Se incorporó a las fuerzas del gobernador de Andalucía, general Francisco María Solano Ortiz de Rosas, nacido en Caracas, así como San Martín había nacido en Yapeyú, por entonces un pueblo olvidado de las Indias.
San Martín fue clave para las independencias de Argentina, Chile y Perú
Se dice que las tropas francesas cometían atropellos contra la población local. Así y todo, terminarían llegando desde los Pirineos hasta la punta sur de España, la templada Cádiz. El furor del pueblo hispánico era terrible. En Cádiz, exigieron a Ortiz de Rosas que atacara a la flota francesa anclada en el puerto, pero el general vaciló. La turba enardecida lo acorraló y se produjo allí su trágico linchamiento. San Martín, alto y de tez oscura como el de Caracas, logró escapar cuando le querían dar el mismo fin. De allí en adelante, el Libertador llevaría en su billetera un retrato del general Francisco María Solano Ortiz de Rosas, su maestro y ejemplo de vida: iniciado masón, hombre de ideas liberales y formación ilustrada. Tal vez también en esa ocasión San Martín "rompió" interiormente con España.
Muchos años después, ya anciano, en París, le confiaría a Sarmiento
"Hasta las piedras se levantaron en España para arrojar al invasor extranjero".
El caso es que San Martín continuó combatiendo, aunque la causa parecía perdida frente al gran poder militar de Napoleón. Como integrante del batallón de voluntarios de Campo Mayor, en Sevilla, se destacó en 1808 en el combate de Arjonilla, el 23 de junio, donde lo ascendieron a capitán primero por su arrojo y destreza. Poco después, el 19 de julio, intervino en la batalla de Bailén, donde las tropas del general Castaños derrotaron a las del conde Pierre Dupont. San Martín era ya un prestigioso veterano del ejército español. Luego Napoleón asumió personalmente la conducción de la guerra en España, repuso a su hermano José I en el trono de Madrid y se produjo, en mayo de 1811, la batalla de Albuera, donde don José San Martín combatió a las órdenes del general William Carr Beresford (que cuatro años atrás había sido gobernador de Buenos Aires durante la primera invasión inglesa), integrando una fuerza aliada hispano-anglo-portuguesa. Derrotaron al famoso mariscal Soult, pero poco después los franceses se recuperaron hasta dominar toda la península; resistió como último bastión ibérico la isla de León, frente a Cádiz.

El gran Imperio español se desmoronó. Caos y anarquía en las distintas provincias. Odio e impotencia frente a los franceses. Se habla de la hambruna de 1812, con el país desmembrado y sin producción. Ese mismo año, San Martín pidió la baja. No manifestó su intención de viajar a Buenos Aires, porque esta ciudad estaba en manos de unos "extremistas republicanos", gobernados por una Primera Junta desde 1810. Era, pues, ciudad prohibida para un militar español. En lugar de esto, declaró que viajaría a Lima para atender sus intereses (no tenía ninguno en especial) y en realidad se embarcó hacia Londres, asesorado por el famoso Lord MacDuff, conde de Fife, el diplomático Charles Stuart y tal vez el tuerto general Beresford, que había prometido cinco años atrás a sus amigos argentinos, entre ellos Nicolás Rodríguez Peña, que daría una mano a la posible independencia del Río de la Plata. Los ingleses tenían un declarado interés en esta causa, como en su momento lo afirmó el primer ministro Lord Castlereagh: 
"No intentemos ya conquistar a las provincias españolas de América. Debemos presentarnos como amigos y protectores de los sudamericanos, que habitan un continente inmenso de numerosa población, con campos, puertos y ciudades que pueden proveernos todo tipo de materia prima y consumir los productos de nuestra industria, que ya no pueden circular por Europa debido al bloqueo francés y tampoco en los Estados de Norteamérica, que son nuestros enemigos".
San Martín llegó a Buenos Aires en marzo de 1812, junto a Carlos María de Alvear, el barón de Holmberg (prusiano) y otros diecisiete militares profesionales. Todos ellos, buscando un destino nuevo. Algunos en su tierra de nacimiento. Otros, confortados por la protección de la Corona inglesa, como que llegaron a bordo de la Fragata HMS (Her Majesty Ship) George Canning. Aquí nacen muchas leyendas y misterios en torno a la colaboración entre San Martín, Alvear y los ingleses.
LO CIERTO ES QUE LA HISTORIA ARGENTINA NO HA PRESTADO MUCHA ATENCIÓN A ESTA CURIOSA PIRUETA DEL DESTINO: SAN MARTÍN Y SU METAMORFOSIS. De patriota español a rebelde sudamericano, en un par de años. 
Los historiadores hispánicos tampoco abordan con mayor entusiasmo este período de 1808 a 1812, ya que los incomoda el perfil de San Martín, a quien no saben si calificar de traidor a la Corona que juró defender, o fundador de una nueva España en América.

Así es como el 2 de mayo se vincula de forma extraña con la Argentina, pues nace en esa fecha la estrella militar del siempre reservado general San Martín. Que tocaba la guitarra con gracia y bailaba en los salones, pero esa es otra historia.
Durante su primer año en Buenos Aires, San Martín vivió una vertiginosa sucesión de hechos políticos y personales de grandes consecuencias

EL ALUCINANTE PRIMER AÑO DE SAN MARTÍN EN BUENOS AIRES. Por Rolando Hanglin 8 de octubre de 2016
El 8 de octubre de 1812, el futuro Libertador fue parte activa en el derrocamiento del Primer Triunvirato. Hacía apenas siete meses que había regresado a América y no había transcurrido un mes desde su enlace con Remedios de Escalada.

Esto que vamos a contar sucedió dos años después de la Revolución de Mayo, cuando las Provincias Unidas eran gobernadas por el Primer Triunvirato.
El 9 de marzo de 1812 llegó al puerto la fragata inglesa George Canning, después de cincuenta días de navegación desde Londres, y con unos 20 importantes militares a bordo. La mayoría españoles americanos, como José de San Martín, Carlos María de Alvear y José Matías Zapiola. Alguno alemán, por ejemplo, el barón Eduardo de Holmberg.

Los historiadores concuerdan en que San Martín participó, en ese mismo año de 1812, en el primer golpe de Estado de la historia argentina. El relato de don Julio Aramburu: 
"El día 8 de octubre de 1812 se presentaba en la plaza de la Victoria el cuerpo de Granaderos a Caballo bajo las órdenes de San Martín y Alvear, el regimiento de Artillería al mando del comandante Manuel Pinto y el regimiento de Infantería del comandante Ortiz de Ocampo. Las campanas del Cabildo se habían echado a vuelo y el pueblo llenaba la plaza, reclamando el Cabildo Abierto… Monteagudo agitaba a la multitud con sus palabras. Fue el encargado de llevar el petitorio a los cabildantes, exigiendo 'bajo la protección de las legiones armadas, que la parte más sana del pueblo suspendiera en el acto la asamblea y cesara el Primer Triunvirato en sus funciones, reasumiendo el pueblo su autoridad, delegada el 22 de mayo de 1810 y creándose un Poder Ejecutivo compuesto de las personas más dignas del sufragio público".
Habida cuenta de que las armas apuntaban hacia el Cabildo y el plazo para una respuesta era de sólo veinte minutos, los cabildantes procedieron a toda prisa. Los jefes militares San Martín, Alvear y Ocampo fueron convocados a la Sala para esclarecer el propósito de la manifestación. Inmediatamente subieron los tres hombres, pero sólo para aclarar que estaban allí para proteger la libertad del pueblo y no para sostener tiranos. Rechazaron también la sugerencia de que ellos mismos integraran un nuevo Triunvirato. Finalmente, la nueva autoridad de Buenos Aires fue designada en las personas de Nicolás Rodríguez Peña (morenista) Antonio Alvarez Jonte (masón o logista) y Juan José Paso, técnico en administración.
José de San Martín y Carlos María de Alvear: regresaron juntos a América y, poco después, ya eran protagonistas de primera línea
Ahora bien: los dos hombres que capitanearon esta decidida maniobra, San Martín y Alvear, eran recién llegados a Buenos Aires. Y San Martín, además, recién casado, pues acababa de unirse en matrimonio con María de los Remedios Escalada el 12 de septiembre.

Tanto San Martín como Alvear llegaron en la famosa fragata inglesa, provenientes de Londres, después de 50 días de navegación, el 9 de marzo de 1812. Este barco había recibido el nombre del Ministro de Relaciones Exteriores de aquel tiempo en Gran Bretaña. Nada menos. Y los militares españoles venían de Londres, donde habían permanecido cuatro meses. Algunos historiadores se preguntan, no sin malicia: 
¿quién pagó estos viajes, estas estadías en una ciudad como Londres, este complejo despliegue de alianzas y reuniones? ¿Acaso la corona británica? Los militares no eran ricos. Y si los ingleses pusieron el barco y los gastos, ¿para qué lo hicieron? 
Respuesta posible: 
para arrebatar a España sus colonias, ya que Inglaterra necesitaba mercados para sus productos industriales de todo tipo y la vía militar no había dado frutos, según atestiguaron las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807, actos militares acompañados de una gran flota mercantil. En el caso de San Martín, éste parece haberse contactado a través de Lord MacDuff (conde de Fife, escocés de inspiración masónica que combatió junto a los españoles contra los franceses en las guerras peninsulares), recibiendo después la baja, que había solicitado en Cádiz.
Todo ocurría con un ritmo anormal. San Martín fue recibido por un Triunvirato que lo sospechaba espía y sin embargo le encargó la creación de un regimiento
En un período de guerras, captura de colonias y territorios, con clima revolucionario en algunas naciones, estos sucesos daban sensación de vértigo descontrolado. Todo ocurría con un ritmo anormal. San Martín, siete días después de llegar, fue recibido por un Triunvirato que lo sospechaba espía español, francés o inglés (el más desconfiado hacia su persona era el secretario Rivadavia) y sin embargo lo designó teniente coronel al mando de un Regimiento de Granaderos a Caballo que habría de crearse.
Remedios de Escalada, la joven esposa de San Martín. Alvear fue padrino de la boda.
Y unos seis meses después de llegar, se enamoró de Remedios Escalada, la distinguida hija del acaudalado porteño Antonio José de Escalada, que había desempeñado altos cargos en la Audiencia Real y el Cabildo. La chica tenía 14 años y San Martín 34, pero esto era lo menos sorprendente, ya que en aquel tiempo las mujeres se casaban muy jóvenes y con una corta expectativa de vida, siendo los partos un riesgo grave. Se casaron el 12 de septiembre en la Iglesia de nuestra Señora del Rescate, con permiso de las autoridades civiles y "estando hábiles en la doctrina cristiana" con aprobación del obispo. Fueron padrinos Carlos de Alvear y su esposa, Carmen Quintanilla.

Tal vez por ese vértigo de los tiempos, ocurriría también que Alvear, teniendo sólo 24 años, conquistaría Montevideo junto al Almirante Brown en 1824, cuando la ciudad todavía estaba en manos de los realistas.

Volviendo al relato inicial: no había pasado un mes desde su casamiento, cuando San Martín (el 8 de octubre) daba el golpe de Estado que instauraría el segundo Triunvirato, junto a su jovencísimo colega y padrino Alvear.

¿Por qué motivo llegaban a bordo de un barco inglés, representante de una potencia rival de España, unos militares que apenas meses antes combatían bajo bandera española?
Una sesión de la Logia Lautaro. Cuadro de autor anónimo
Algunos responden: 
porque eran masones o agentes ingleses. Según el historiador José María Rosa, que pertenecía a la corriente revisionista histórica, de cuño nacionalista católico, y por lo tanto desconfiaba de la masonería, 
"la Logia Lautaro fundada por San Martín no era una logia masónica sino una logia controlada por masones". 
Trabajar en secreto y hacer de ello una cadena humana, representada por la señal 0-0 (juego numérico tradicional cero guion cero, que sugiere dos eslabones) era un modo de proteger la seguridad de los miembros, ya que en aquel instante se acusaba a los liberales americanos de "un furioso Republicanismo" (como si fueran terroristas de aquel entonces) y el propio San Martín fue arrestado en El Havre, y su equipaje revisado minuciosamente por las autoridades francesas, en 1824.

La cronología de San Martín en 1812 es más asombrosa aun si apreciamos que el 16 de mayo de 1811 había librado su último combate bajo bandera española, distinguiéndose en la batalla de Albuera, donde –por efecto de la alianza anglo-española contra Napoleón- su jefe fue William Carr Beresford. ¡Sí, el valiente oficial tuerto que pocos años antes (1806) había invadido Buenos Aires, ciudad de la que fue gobernador bajo bandera inglesa durante 50 días!
Los generales José de San Martín (izquierda) y Bernardo O'Higgins cruzan los Andes.
EL CRUCE DE LOS ANDES Y OTRAS ¿HAZAÑAS?. Por Rolando Hanglin 30 de enero de 2017
En cuanto al cruce de los Andes, Emilio Ocampo, historiador y economista formado en la New York University y miembro de la Napoleonic Society de Montreal, discute la trascendencia única que se atribuye al episodio.

Se cumplen en estos días 200 años del cruce de los Andes por el general José de San Martín y su ejército. Como admirador de la singular personalidad del Libertador, creo que vale la pena estudiar todo lo que sobre él se publique. En este caso, el notable volumen de Emilio Ocampo, historiador y economista formado en la New York University y miembro de la Napoleonic Society de Montreal.

Entiendo que los historiadores honrados no deben silenciar las obras de sus colegas sino ventilarlas y debatirlas, por una cuestión de honestidad intelectual. Algunas cosas que dice Emilio Ocampo,:
"Las cuatro provincias argentinas por herencia virreinal que componían el llamado Alto Perú, hoy llamadas Bolivia en obvio homenaje a Bolívar, quien fue su verdadero Libertador, junto a Sucre, constituían el objetivo que el gobierno argentino encomendó a San Martín. Eran provincias argentinas. San Martín, al cabo de diversas incidencias, descartó esta misión, optando por cruzar los Andes e invadir la Capitanía General de Chile. No cumplió la indicación de convocar a delegados de ese territorio para un Congreso Constituyente, sino que declaró la independencia de Chile, respecto de España y de la Argentina. Evidentemente, tenía sus propios planes y conceptos, que no coincidían con los de Buenos Aires".
En realidad, San Martín tampoco liberó a la Argentina, en cuyo territorio libró sólo una batalla —San Lorenzo, con reducidos alcances—, pero sí liberó a Chile, separándola claramente de las autoridades de Buenos Aires. Cabe señalar que, como subraya el autor Antonio Calabrese, Chile más Argentina hubieran constituido una poderosa nación bioceánica, y ni que hablar si retenían otros territorios virreinales perdidos como Uruguay, Paraguay y el propio Alto Perú, que no pudieron conquistar Manuel Belgrano ni San Martín.
Dice Emilio Ocampo: 
"Si San Martín fue el padre de la patria, nos abandonó justo cuando más lo necesitábamos, es decir, cuando debíamos crear un gobierno nacional. Como sociedad sufrimos inconscientemente un síndrome de abandono paterno".
Otro prócer del nacionalismo, el general Juan Manuel de Rosas, propuso entregar las Malvinas en pago del famoso empréstito de la Baring Brothers. Los ingleses respondieron, lógicamente:

  • "¿Cómo nos va a entregar usted algo que ya tenemos?". 

Si la propuesta la hubiera efectuado algún liberal tipo Bernardino Rivadavia, hoy no quedaría una mísera calle con su nombre. Y menos cierto célebre sillón.
En 1803, el conde de Liniers, hermano mayor de Santiago de Liniers, el prócer argentino fusilado por la Revolución de Mayo en 1811, presentó a Napoleón un plan para conquistar todo el Brasil a partir de Buenos Aires. En aquellos tiempos abundaban los proyectos militares de ida y vuelta en Inglaterra y Francia, las dos potencias que se disputaban el mundo. Al parecer, San Martín sintonizaba mejor con Inglaterra, mientras que Carlos de Alvear jugaba su ajedrez con Francia y los Estados Unidos. El ministro inglés Castlereagh aseguraba que su interés en Sudamérica era exclusivamente económico y procuraba no enemistarse con al reino de España, que a veces era su aliado y a veces no. Lo seducían los grandes mercados de Buenos Aires, Montevideo, Río de Janeiro, Lima, el Callao, Caracas, para colocar sus manufacturas que no tenían entrada en Europa debido al bloqueo establecido por Napoleón.

En cuanto al cruce de los Andes propiamente dichoEmilio Ocampo discute la trascendencia única que se atribuye al episodio, no porque careciera de méritos, sino porque estaba comparativamente muy lejos de hazañas como el cruce de los Alpes por Aníbal, con una dotación militar diez veces mayor y con una caballería que incluía elefantes.
Escribimos este modesto artículo para destacar la obra de Emilio Ocampo, quien sostiene que la Argentina no alcanzará su madurez mientras no abandone la fábula para abocarse a la historia verdadera. Como veneramos a San Martín, nos proponemos estudiar más y mejor estos temas, incluyendo los vínculos de Napoleón con la Revolución de Mayo y otros.
Tropas chilenas y argentinas rumbo a la Batalla de Chacabuco (12 de febrero de 1817), lideradas por el general José de San Martín.
NUBES SOBRE CHACABUCO. Por Rolando Hanglin 12 de febrero de 2017
Como periodista modestamente iniciado en Historia, soy admirador casi fanático de San Martín. El hombre de los misterios, los escritos breves, las conversaciones reservadas y la ejemplar verticalidad moral.
Batalla de Chacabuco
Guerra de la Independencia de Chile
Battle of Chacabuco.jpg
Tropas chilenas y argentinas rumbo a la Batalla de Chacabuco (12 de febrero de 1817), lideradas por el general José de San Martín.

Fecha12 de febrero de 1817
LugarTerrenos de la Hacienda Chacabuco, situada a 50 km al norte de Santiago de Chile (Actualmente parte de la comuna de Colina)

Coordenadas32°59′35″S 70°41′02″O (mapa)
ResultadoVictoria decisiva del Ejército de los Andes.
Fin de la Reconquista e inicio de la Patria Nueva.
Beligerantes
Flag of Argentina (alternative).svgProvincias Unidas del Río de la Plata
Flag of Chile (1817-1818).svg Patriotas chilenos
Flag of Spain (1785-1873 and 1875-1931).svgImperio españo
He notado que, cuando algunos escritores publican textos que cuestionan la gloria del Libertador, son silenciados sin réplica. Algo así sucedió con Juan B. Sejean, que escribió la Tercera Invasión Inglesa, con Héctor Chumbita, que intentó penetrar en el secreto de Yapeyú (la supuesta madre guaraní de don José de San martín, llamada Rosa Guarú o Juana Cristaldo, hipotética amante del marino español don Diego de Alvear), y con el estudio de Antonio Calabrese, que declara a San Martín un agente inglés, aunque brillante militar.

Lo honrado es escucharlo todo, ventilarlo, debatirlo, sin demonizar a los protagonistas de una época que no es la nuestra. Por eso, al cumplirse 200 años de la batalla de Chacabuco (12 de febrero de 1817) creo justo repasar algunos apuntes de la obra de Emilio Ocampo: La Independencia Argentina, de la fábula a la historia.

Nacido en nuestro país, San Martín recibió toda su formación en España, y allí se encontraba combatiendo por los Borbones el 25 de mayo de 1810.

Dos años después de la Revolucion de Mayo y cuatro después de las Invasiones Inglesas, que trajeron un torbellino de ideas europeas y la inmigración de numerosos comerciantes, viajeros, espías, confidentes, profesionales e influyentes británicos, pero también franceses y norteamericanos, San Martín llegaba al Río de la Plata junto a unos veinte militares profesionales en busca de salvar sus carreras y tal vez su vida. A bordo de la famosa fragata británica George Canning. El más distinguido de ellos, Carlos de Alvear. Pero también Eduardo Rainitz, barón de Holmberg, José Matías Zapiola y muchos otros.

Ahora bien, San Martín entró al ejército patriota con su grado español de sargento mayor. Su primera labor fue la constitución de una logia o sociedad secreta, que ya no era –aparentemente- necesaria, desde que las actividades de los revolucionarios podían desarrollarse a cara descubierta. Tenían el Gobierno.

San Martín se casó con la adolescente Remedios Escalada (el padrino fue Alvear) y se le encomendó la formación de un Regimiento de Granaderos con impronta napoleónica. Alvear y San Martín, juntos, produjeron el 8 de octubre de 1812 el primer golpe militar de nuestra historia, remplazando al primer triunvirato por el segundo, integrado totalmente por logistas.

Este nuevo gobierno otorgó a San Martin el grado de general y el mando del ejercito patriota, con la orden de conquistar las provincias argentinas del norte, conocidas como Alto Perú. Pertenecían al antiguo Virreinato del Río de la Plata.

San Martín (siempre según el relato de Ocampo) prefirió no atacar de frente a los españoles en las provincias argentinas del norte. Eligió hacerlo por retaguardia, es decir, desde el Perú. El camino hacia El Callao y Lima, en aquel momento, era Chile, que en aquella época (1813) tenía ya gobierno independiente, como Buenos Aires.

Para asumir el comando, San Martín se hizo nombrar gobernador de Mendoza, pero justo entonces los españoles recuperaron el control de Chile. Los exiliados chilenos se congregaron en Mendoza para acompañar a San Martín, aunque se produjeron enfrentamientos internos en el grupo trasandino, básicamente entre O´Higgins y los hermanos Carrera, tres patriotas chilenos que serían fusilados en poco tiempo. Dentro del territorio argentino. Como Liniers y Alzaga.

Con un pequeño ejército de chilenos y argentinos, cruzó los Andes y batió a los españoles en la cuesta de Chacabuco.

El mundo conoció entonces a una estrella ascendente en el cielo de los mariscales, conquistadores y emperadores: José de San Martín, vencedor de un veterano ejército que se había batido en el mundo entero. Pero en lugar de perseguir a los españoles en el Sud hasta rendirlos, regresó al Plata –siempre según la versión de Ocampo- volviendo luego a Chile para dar una segunda batalla, la de Maipú, el 5 de abril de 1818. Los realistas no pudieron reponerse.

Según Ocampo, entonces, San Martín no liberó a la Argentina (que ya era independiente, si bien en el desorden) ni al Perú, pues esta tarea la dejó inconclusa y fue completada por Bolivar y Sucre.

Según Ocampo, San Martín aceptó el gobierno civil y político del Perú, una vez recibido con alegría y sin lucha, cuando debería haberse apartado para cumplir sus órdenes: recuperar las provincias rioplatenses del norte, llamadas Alto Perú. Las más ricas en metales preciosos, las más pobladas.

¿Qué hacía San Martín en aquel largo año transcurrido entre Chacabuco y Maipú? Según algunas versiones, solicitaba órdenes e indicaciones a sus mentores ingleses. Según otros, se abandonaba a la adicción del láudano u opio líquido.

Lo cierto es que, al menos según la más reciente versión (de Rodolfo Terragno) vino a nuestro país convencido y ayudado por Lord MacDuff, viejo amigo escocés, y en la versión de Ocampo intentó apoderarse de Ecuador, pero se encontró en Guayaquil con Simón Bolívar, que tenía (él sí) un pueblo detrás (jugaba de local, por así decirlo) y no quiso siquiera compartir la gloria de finalizar la guerra peruana. Bolívar no era –ni posaba de- modesto.

El único país liberado por San Martín, según Ocampo, fue Chile.

A mi modesto entender, todas estas conjeturas y opiniones (honestas, versadas, audaces o novedosas) no lo hacen a San Martín menos Libertador, menos héroe ni menos recto.

Pero hay misterios en su vida. Muchos. Quisiera saber más. Sobre Chacabuco, sobre Cádiz, sobre Londres y sobre el escarnecido Alvear. A quien tal vez se le reprocha que era demasiado joven y pertenecía a una familia rica y de alcurnia. Sería un rasgo muy argentino.

El saldo histórico de la gesta libertadora es negativo, desde el punto de vista territorial: el Río de la Plata perdió la rica Bolivia mineral, el Paraguay, el Uruguay, Chile (que hubiera podido anexarse)y parte de las Misiones. Desgracias que luego serían completadas por las Malvinas.

Personalmente, agradezco al profesor Ocampo su notable estudio. Perdón si esta síntesis deja algunos cabos sueltos. Era inevitable.
El retrato más canónico de José de San Martín.
Fuente:
http://www.infobae.com/opinion/2017/05/07/san-martin-de-patriota-espanol-a-rebelde-sudamericano/
http://www.infobae.com/historia/2016/10/08/el-alucinante-primer-ano-de-san-martin-en-buenos-aires/
http://www.infobae.com/opinion/2017/01/30/el-cruce-de-los-andes-y-otras-hazanas/
http://www.infobae.com/america/opinion/2017/02/12/nubes-sobre-chacabuco/

1 comentario:

  1. Bolivia es de tradicion inka indigena tiene mas relacion historica economica social cultural con Peru que con argentina.

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