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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".

Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.

4 de febrero de 2019

COMBATE DE SAN LORENZO, 03 DE FEBRERO DE 1813. Video CANAL ENCUENTRO.

Combate de San Lorenzo, pintura de Pedro Subercaseaux expuesta en la Exposición de Arte Chileno en el Salón Costa,1909.
AGN_DDF/ Caja:1653, inv: 73035.
3 de Febrero de 1813: Combate de San Lorenzo, bautismo de fuego del Cuerpo de Granaderos a Caballo al mando del General José de San Martín.
Todo ocurrió en la actual ciudad de San Lorenzo, en la Provincia de Santa Fe, junto al célebre Convento de San Carlos Borromeo, allí las tropas de granaderos en busca de la independencia, libraron batalla a los realistas de España, con éxito y siendo este el único enfrentamiento de San Martín en suelo Argentino
Combate de San Lorenzo

Convento de San lorenzo

El Combate de San Lorenzo tuvo lugar un día como hoy hace 199 años, el 3 de febrero de 1813, junto al Convento de San Carlos Borromeo en la localidad de San Lorenzo de la provincia de Santa Fe (Argentina), entre las fuerzas independentistas rioplatenses (argentinas) y las colonialistas españolas (realistas).
Granaderos a Caballo
HISTORIA

La ciudad de Montevideo — declarada por España como capital provisional del Virreinato del Río de la Plata — era la principal base naval española en el océano Atlántico Sur; por tierra estaba sitiada por el ejército de José Rondeau, al que luego se sumaría José Gervasio Artigas. De modo que los españoles tenían que hacer uso del mar y del Río de la Plata para abastecerse. Frecuentemente, una escuadrilla realista salía de Montevideo en dirección al Paraná, y sus hombres merodeaban las costas robando los ganados.

Granaderos a Caballo
Una expedición compuesta de once embarcaciones, que había salido de Montevideo con el propósito indicado, fue seguida paralelamente por tierra por el coronel de caballería José de San Martín, al frente de 125 hombres del Regimiento de Granaderos a Caballo, recientemente creado por él.
Las fuerzas de San Martín se adelantaron, deteniéndose el 2 de febrero cerca de la posta del Espinillo, situada a 21 km al norte del Rosario, donde hoy se ubica la ciudad de Capitán Bermúdez. Tras cambiar los caballos, continuaron al día siguiente su recorrido hasta el Convento San Carlos, ingresando por el lado oeste del monasterio. En ese lugar existe el convento de San Carlos, donde — tras negociar la situación con el superior de los frailes franciscanos del convento, fray Pedro García — San Martín ocultó a sus granaderos, de modo que la escuadrilla realista no pudo observarlos.
Granaderos a Caballo
CAMPO DE LA GLORIA Y CONVENTO DE SAN CARLOS EN LA CIUDAD DE SAN LORENZO.
Los realistas desembarcaron y avanzaron hacia el convento, suponiendo que allí estaban depositados los principales bienes de la zona. Para su sorpresa, fueron atacados por los granaderos a caballo sable en mano. El ataque de las tropas argentinas se realizó con un movimiento de pinzas saliendo de la parte trasera del convento, una de ellas —la de la izquierda y la primera en moverse— estaba encabezada por José de San Martín; la otra estaba encabezada por el capitán oriental Justo Germán Bermúdez.

Combate de San Lorenzo
El desembarco no se produjo enfrente del convento, como había previsto San Martín, sino en dirección al centro de la actual ciudad. Por ello, la columna de San Martín llegó antes de que la de Bermúdez completara el movimiento. Por un momento, los españoles lograron defenderse. Una bala hirió al caballo de San Martín, que rodó y apretó una de las piernas del coronel, inmovilizándolo. Un enemigo iba a clavarle la bayoneta, cuando apareció el soldado puntano Juan Bautista Baigorria quien en ese preciso instante se interpuso, mató al soldado realista y comenzó una defensa heroica de San Martín. Mientras, el soldado correntino Juan Bautista Cabral ayudó a San Martín a liberarse de la opresión del lomo del caballo sobre su pierna salvándole la vida. Tanto Bermúdez como Cabral morirían en esa heroica acción, por eso son conmemorados en la Historia Argentina. Existe la creencia de que Baigorria murió en la batalla de San Lorenzo, pero los registros muestran de que sirvió en el ejército de los Andes hasta aproximadamente el año 1818. [1]
Estatua frente al Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín
La llegada del grupo de Bermúdez, impidiendo que los realistas se reorganizaran en cuadro, completó la victoria de San Martín, obligando a los realistas a huir apresuradamente. Algunos realistas se arrojaron al río desde la barranca y perecieron ahogados. El combate duró, en total, alrededor de 15 minutos.

Combate de San Lorenzo
Este combate constituyó el bautismo de fuego del Regimiento de Granaderos a Caballo.
Pese a lo escaso de las tropas comprometidas, y a la escasa duración de la batalla, ésta tuvo consecuencias estratégicas: no hubo más campañas de los realistas de Montevideo hacia el río Paraná, y la ciudad comenzó a tener problemas de abastecimiento. Éstos llevarían, mucho más tarde, a su caída en manos de las tropas de Buenos Aires.
 General San Martín

 General San Martín

Sargento Cabral
San Martín se expuso al fuego enemigo hasta el punto de que en este combate casi perdió la vida. Para explicar este hecho, téngase en cuenta que en esa época muchos de los oficiales principales encabezaban los combates para ser ejemplo de sus subordinados, el otro motivo parece haber sido disipar las sospechas que pudieran haber sobre la fidelidad de San Martín: tras décadas de vida en España, aún mantenía acento peninsular, y se sospechaba que fuera un agente realista (proespañol).
PARTE DE NOTIFICACIÓN DEL COMBATE
Parte del combate de San Lorenzo, suscrito por el coronel José de San Martín al superior gobierno.
Exmo Señor. Tengo el honor de decir a V. E. que en el día 3 de febrero los granaderos de mi mando en su primer ensayo han agregado un nuevo triunfo á las armas de la patria. Los enemigos en número de 250 hombres desembarcaron a las 5 y media de la mañana en el puerto de S. Lorenzo, y se dirigieron sin oposición al colegio S. Carlos conforme al plan que tenían meditado en dos divisiones de a 60 hombres cada una, los ataques por derecha e izquierda, hicieron no obstante una esforzada resistencia sostenida por los fuegos de los buques, pero no capaz de contener el intrépido arrojo con que los granaderos cargaron sobre ellos sable en mano: al punto se replegaron en fuga a las bajadas dejando en el campo de batalla 40 muertos, 14 prisioneros de ellos, 12 heridos sin incluir los que se desplomaron, y llevaron consigo, que por los regueros de sangre, que se ven en las barrancas considero mayor número. Dos cañones, 40 fusiles, 4 bayonetas, y una bandera que pongo en manos de V. E. y la arrancó con la vida al abanderado el valiente oficial D. Hipolito Bouchard. De nuestra parte se han perdido 26 hombres, 6 muertos, y los demás heridos, de este número son: el capitán D. Justo Bermúdez, y el teniente Manuel Díaz Vélez, que avanzándose con energía hasta el borde de la barranca cayó este recomendable oficial en manos del enemigo.
El valor e intrepidez que han manifestado la oficialidad y tropa de mi mando los hace acreedores a los respetos de la patria, y atenciones de V. E.; cuento entre estos al esforzado y benemérito párroco Dr. Julián Navarro, que se presentó con valor animando con su voz, y suministrando los auxilios espirituales en el campo de batalla: igualmente lo han contraído los oficiales voluntarios D. Vicente Mármol, y D. Julián Corvera, que á la par de los míos permanecieron con denuedo en todos los peligros. Seguramente el valor e intrepidez de mis granaderos hubieran terminado en este día de un solo golpe las invasiones de los enemigos en las costas del Paraná, si la proximidad de las bajadas no hubiera protegido su fuga, pero me arrojo a pronosticar sin temor que este escarmiento será un principio para que los enemigos no vuelvan a inquietar a estos pacíficos moradores.
Dios guarde a V. E. muchos años. San Lorenzo febrero 3 de 1813.
Coronel José de San Martín
Posteriormente una carta de San Martín al enviada al Excmo. Supremo Poder Executivo en Buenos Aires, el 27 de febrero de 1813, expresaría.
Excelentísimo Señor:
Como sé la satisfacción que tendrá V.E. en recompensar a las familias de los individuos del Regimiento, muertos en la acción de San Lorenzo, o de sus resultas, tengo el honor de incluir a V.E. la adjunta relación de su número, país de su nacimiento y estado. No puedo prescindir de recomendar particularmente a V.E. a la viuda del Capitán Don Juan Bermúdez, que ha quedado desamparada con una criatura de pechos, como también a la familia del Granadero Juan Bautista Cabral natural de Corrientes, que atravesado el cuerpo con dos heridas no se le oyeron otros ayes que los de “Viva la Patria, muero contento por haber batido a los enemigos”; efectivamente a las pocas horas feneció repitiendo las mismas palabras. Nuestro Señor guarde a V.E. muchos años.
¿Todavia queda alguna duda de la existencia de un Sargento llamado Juan Bautista Cabral y de su Patriotico y abnegado heroismo? 
Monasterio de San Carlos, frente al campo de combate.
EVOCACIONES DEL COMBATE
El legado del combate se preservó con las toponimias de tres localidades del Gran Rosario: Puerto General San Martín (por el victorioso general libertador, como muchos otros sitios de Argentina), Capitán Bermúdez (capitán del Regimiento de Granaderos, jefe del ala derecha en el ataque), y Granadero Baigorria (un soldado de Granaderos). La carretera que atraviesa las citadas localidades, Ruta Nacional 11, toma el nombre de Avenida San Martín al atravesar su zona urbana. También una gran avenida, San Martín, de Rosario lleva ese nombre y en el casco histórico de Rosario existe la Bajada Sargento Cabral, en homenaje a Juan Bautista Cabral.
El Convento de San Carlos Borromeo conserva los restos mortales de los combatientes muertos en una urna. Hay un Museo Histórico sobre el combate, con la celda ocupada por el General San Martín (que puede visitarse). En el exterior y frente a él, está el monumento conmemorativo del combate, y el Campo de la Gloria. [3] Detrás del edificio vive aún un viejo árbol bajo el cual San Martín redactó el parte de guerra referente al combate en cuestión.
Monumento conmemorativo del combate en el Campo de la Gloria.

BAJAS PATRIOTAS
Cuarenta fueron las bajas producidas entre las tropas realistas, en tanto que las filas patriotas tuvieron 14 y fueron:
-Juanario Luna, José Gregorio y Basilio Bustos, de San Luis.
-Juan Bautista Cabral y Feliciano Silva, de Corrientes.
-Ramón Saavedra y Blas Vargas, de Santiago del Estero.
-Ramón Amador y Domingo Soriano, de La Rioja.
-José Márquez y José Manuel Díaz, de Córdoba.
-Juan Mateo Gelvez, de Escobar Buenos Aires.
-Domingo Porteau, de los Pirineos, en España.
-Julián Alzogaray, de Chile.
A ellos debe agregarse el Capitán Justo Germán Bermúdez, nacido en Montevideo, y que falleciera 14 días después, a consecuencia de las heridas recibidas en combate.4
Combate de San Lorenzo
LISTA DE LOS CAÍDOS EN EL COMBATE DE SAN LORENZO
Durante muchos años se cometieron errores (ortográficos y de filiación) con los nombres y apellidos de los muertos en el Combate. En 2012 se publicó en el libro "Soldados de San Martín en San Lorenzo" publicamos la nómina con agregados y correcciones. Ante un nuevo aniversario es nuestra intención homenajear a estos hombres con su real y documentada identidad y evitar que se los llame incorrectamente.
Nómina de los caídos en la Acción de San Lorenzo del 3 de febrero de 1813
Primera Compañía del Primer Escuadrón
JANUARIO LUNA , hijo de Crespín y de Mónica Amaya, natural del Partido de Guzmán, San Luis; soltero;
JUAN BAUTISTA CABRAL, hijo de Francisco y de Carmen Robledo, natural de Saladas, Corrientes; soltero;
BASILIO BUSTOS, hijo del Granadero Lorenzo y de Luisa Rodríguez, natural de San Luis, Partido de Renca ; soltero;
FELICIANO SILVA, hijo de Francisco Antonio y de Florenciana Navarro, natural de Corrientes; soltero;
Segunda Compañía del Primer Escuadrón
RAMÓN SAAVEDRA, hijo de José Lorenzo y de María Juana Díaz, natural de Santiago del Estero; casado;
BLAS VARGAS, hijo de Martín y María de los Santos, natural de La Rioja; soltero;
Primera Compañía del Segundo Escuadrón
Cabo RAMÓN ANADÓN , hijo de Ramón y de Francisca Sosa y Cabral, natural de Montevideo; soltero;
JOSÉ MÁRQUEZ, hijo de Agustín y de Juana Méndez, natural de Tulumba, Córdoba; soltero;
Segunda Compañía del Segundo Escuadrón
Sargento DOMINGO POURTAU, hijo de Bernardo y de Catalina Gazave, natural de Labarthe-Riviere, Saint Godens, Altos Pirineos, Francia; soltero;
JOSÉ MANUEL DÍAZ, hijo de Juan Antonio y de María Barroso, natural de Córdoba; soltero;
JULIÁN ALZOGARAY, hijo de Vicente y de Josefa Coria, natural de la Villa de San Martín, Quillota, Chile; soltero;
DOMINGO SORIANO GUREL, hijo de Juan Gil y de Justa Herrera, natural de la ciudad de La Rioja; soltero;
JUAN MATEO GELVES, hijo de Luis y Francisca Vielma, natural de la Cañada de Escobar, Buenos Aires; soltero;
Segunda Compañía del Tercer Escuadrón
JOSÉ GREGORIO FRANCO FREDES, hijo de Eduardo y de María Liberata Fredes, natural de San Luis, partido de Renca; soltero;
Oficiales
Capitán JUSTO GERMÁN BERMÚDEZ, hijo de José Andrés y de Juana García, natural de Montevideo, Uruguay, fallece el 14 de febrero de 1813 en San Lorenzo; casado;
Teniente MANUEL JOSÉ DÍAZ VÉLEZ , hijo de Francisco y María Petrona Aráoz, natural de Buenos Aires. En esta ciudad fallece en 20 de mayo de 1813; casado;
En total: 16 muertos. De ellos: 2 oficiales y 14 soldados (un sargento, un cabo y doce granaderos).
FUENTE: "SOLDADOS DE SAN MARTIN EN SAN LORENZO" de COLIMODIO, Roberto A. y ROMAY, Julio A. (2012)
JUAN BAUTISTA CABRAL, SALVANDO A SU JEFE.
LOS INVÁLIDOS DE SAN LORENZO - Por Esteban Ocampo
La Historia a través de sus documentos nos trae los testimonios del pasado para nuestro conocimiento, pero también para el reconocimiento de aquellos que en otro tiempo, supieron sacrificarse por nuestra Patria.
Conocidos son los nombres de los Granaderos caídos en el Combate de San Lorenzo aquel 3 de febrero de 1813, y que en la nota anterior losdetallaba con su lugar de origen y destino dentro del Regimiento.
Pero estuvieron otros, que también supieron sacrificarse.
EL 28 DE JUNIO DE 1813, SON OTORGADAS LAS "CÉDULAS DE INVÁLIDOS" PARA ALGUNOS DE LOS HERIDOS DEL COMBATE DE SAN LORENZO.
Sus nombres y circunstancias son los siguientes:
1ra Compañía, 1er Escuadrón:
- Damasio Sarate, natural de La Rioja, de 20 años. El motivo de su invalidez: herida en el pie izquierdo.
- Dionisio Delgado: natural de Corrientes, 17 años, herida en el brazo derecho.
- Florencio Navarro: natural de San Luis, 19 años, herida en el muslo izquierdo.
1ra Compañía, 2do Escuadrón:
- Paulino Sosa, natural de San Luis, 27 años, pérdida del brazo izquierdo.
- Juan Santos Martínez, natural de Mendoza, 19 años, hombro derecho fracturado.
- Luis Antonio Gelves, de Belén de Escobar, hermano del Granadero Juan Mateo Gelves muerto en ese combate, de 25 años, recibió su cédula de invalidez por la muñeca derecha quebrada.
Ellos fueron los que con su cuerpo se entregaron por nuestra Patria ese 3 de febrero de 1813.
FUENTES:
- Ocampo, Esteban Darío - "CENTAUROS DE LOS ANDES - Historia del Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín - 1812 a 1820", Ediciones El Húsar, 2da Ed, Bs As, 2018
- Ocampo, Esteban Darío - "UN AÑO DE GLORIA - Efemérides de los Granaderos y el General San Martín", Ediciones El Húsar, Bs As, 2018
- AGN, Guerra, Granaderos a Caballo 1812/1814 - S.10-4-2-3.
Foto: En el óleo "La Revista de Rancagua" de Juan Manuel Blanes, puede observarse a un soldado inválido (no tiene la pierna izquierda y se apoya en una muleta) saludando el paso del Libertador José de San Martín.

 Combate de San Lorenzo

 Morrión de Granaderos

 Bandera de la República Argentina

Trompa de Granaderos

 Morrión de Granaderos

 General San Martín 

General San Martín 

General San Martín 

General San Martín 

General San Martín 

General San Martín 
SAN MARTÍN. CRUZANDO DATOS…
«Todo es número» es una expresión atribuida a Pitágoras. Y si bien el oriundo de la Isla de Samos sobre el Egeo griego, lejos estaba (allá por el siglo VI) de imaginarse lo que sucedería varios siglos después por estos costados del mundo, dicha expresión, nos puede resultar útil para inferir y deducir, casi sin ningún tipo de comentarios teóricos ni análisis socio – políticos, la relevancia de la histórica gesta sanmartiniana y todo lo que implicó el heroico Cruce de Los Andes organizado desde Mendoza por el Gobernador San Martín. En fin, solo datos. Para comparar y pensar.

A principio de 1815 (dos años antes de partir) San Martín escribe una proclama: «tengo 130 sables arrumbados en el cuartel de Granaderos a Caballo, por falta de brazos que los empuñen…».
Al momento de partir el ejército libertador estaba formado por un total de 5.424 integrantes. Compuestos por 3 generales, 28 jefes mayores, 207 oficiales, 15 empleados administrativos, 3.778 soldados de tropa y 1.393 civiles encargados de la maestranza y logística que llevaba los víveres y artillería.
El ejército español contaba desde el límite norte del Virreinato del Perú hacia sur con más de 70.000 soldados. Solamente en la Capitanía General de Chile con 6.050 y en el Virreinato del Rio de la Plata con 17.000 milicianos, más algunas tropas «regulares». Síntesis proporcional: 13 a 1.
Los civiles iban en su totalidad montados. Entre ellos: 120 barreteros de minas que facilitarían el tránsito por los pasos, 25 baquianos y 47 miembros de sanidad para conformar el hospital de campaña creado por Paroissien.
Mendoza aportó 3.000 personas al grueso del ejército sobre un total de 12.000 habitantes. (1/4 de su población; la amplísima mayoría hombres adultos). La mujer mendocina (por ende) asume la responsabilidad económica y social de la provincia.
Las 2/3 partes de aquellos soldados (3.778) eran negros. Es decir: 2.500 aproximadamente. Únicamente fueron repatriados con vida 143.
El presupuesto económico y financiero de gastos de la organización se triplicó en casi 2 años, pasando de casi 10.000 pesos mensuales (mediados de 1815) a casi 40.000 pesos mensuales desde finales de 1816 hasta la partida. El gran costo lo asumieron los mendocinos.
Los traficantes en vinos y aguardientes abonaron, por propia iniciativa, un derecho de extracción calculado en 2.300 pesos mensuales. El gremio de carreteros aportó una contribución voluntaria de un peso por cada viaje de carreta.
Durante 1815 las minas de Pismanta y Huayaguaz proveyeron 27 quintales de plomo y gran cantidad de azufre. Las de Uspallata produjeron plomo y plata. De este modo se lograron extraer de Cuyo los elementos para la fabricación de pólvora y los metales para alimentar las fraguas de fray Luis Beltrán.
La gesta libertadora poseía 21 cañones, (2 obuses de 6 pulgadas, 7 cañones de batalla de 4 pulgadas, 9 cañones de montaña, 2 cañones de hierro y 2 cañones de 10 onzas), además de 2.000 tiros de cañón, 1.129 sables y 5.000 fusiles de bayoneta. Los cañones obús pesaban más de 1.000 kilogramos. (Ejemplo: pesaban algo más que una vaca o un Fiat 600). Necesitaban 2 mulas y 10 hombres para trasladarlos «a la rastra».
El ejército español contaba con una artillería pesada desde Perú a Chile de más de 700 cañones.
El ejército libertador contó con un soporte extra de 1.600 caballos y 9.281 mulas. (7.359 de silla y 1.922 de carga). Un mulo puede transportar una carga de 150 kg. Y recorrer diariamente de 20 a 98 km.
Promedio de avance del ejército libertador por día: 28 km.
Altitud promedio del cruce cordillerano: 3000 msnm. Altitud máxima: más de 4500 msnm.
Diferencia térmica diaria promedio de 45 °C, entre la temperatura más elevada del día (30 °C) y la temperatura más baja de la noche (-15 °C).
La organización tuvo un frente de operaciones de 800 kilómetros entre la columna extrema del norte en La Rioja y la del sur en Malargüe.
La base de la alimentación del ejército fue el «valdiviano»: base de carne seca (charqui) machacado, grasa, rodajas de cebolla cruda, ajo y agua hirviendo. Muy rica en calorías. La cebolla y el ajo contrarrestan el apunamiento. Se pueden llevar en el morral. No generan peso. Sirven también de alimento a mulas y caballos.
Las columnas que llevaban los víveres iban a retaguardia. Entre otros víveres trasladados: 4 toneladas de charqui y galletas de maíz.
Las mulas del ejército transportaron 113.000 litros de vino mendocino. 1.113 mulares cargaron 10 litros de vino cada una, en dos bordelesas de 5 litros a cada costado. Más un promedio de 30 kilos más de otras provisiones.
Además se llevó aguardiente para disminuir el frío nocturno. También 600 reses para la provisión de carne fresca, 400 kg de queso y 100 barriles de ron (cada barril: 40 litros).
La arroba era la doble medida del momento: Una arroba (hoy tan de moda;@) correspondía a 12 kg. y/o 16 litros.
El soldado debía consumir más de 3.000 calorías diarias. Además de obligatoriamente beber por día 3 litros de agua y ½ litro de vino
Como no habían cantimploras: 8.000 cuernos de vaca se adecuaron para la ocasión (2 por soldado).
Se llevaron 5.000 ponchos de San Luis, más de 10.000 frazadas, 1.000 pellones de oveja y más de 20.000 mantas de franela. Los animales también se cubrían con mantas.
Para tomar magnitud de lo realizado por el ejército libertador de San Martín es oportuno compararlo con la gesta de Napoleón al cruzar los Alpes.
No existen localidades intermedias entre Mendoza y Chacabuco (Chile). Es una zona árida, sin ningún tipo de recursos y los senderos de máxima altura por donde transita el ejército sanmartiniano son de 1 metro de ancho. Atraviesa 5 cadenas montañosas, con alturas de hasta 4.500 metros de altura y no puede llevar carros o rodados. Debe atravesar un ancho de montaña de 350 kilómetros.
Mientras que Napoleón atravesó un ancho de montaña de 100 km. con alturas máximas de 2.500 metros, por caminos regulares, a la vera de poblaciones, lo que les permitió casi no llevar provisiones y trasladar todo en rodados. El cruce napoleónico duró solo 5 días.
Napoleón persigue un objetivo imperial y conquistador. San Martín un fin libertario.
Heroico: A los 4 días de terminar el cruce, tras 21 días de viaje, se obtiene el triunfo de Chacabuco. San Martín le escribe a Pueyrredón: 
«Excelentísimo Señor:Una división de mil ochocientos hombres del ejército de Chile acaba de ser destrozada en los llanos de Chacabuco. Seiscientos prisioneros entre ellos treinta oficiales, cuatrocientos cincuenta muertos y una bandera que tengo el honor de dirigir es el resultado de esta jornada feliz con más de mil fusiles y dos cañones. La premura del tiempo no me permite extenderme en detalles, que remitiré lo más breve que me sea posible. En el entretanto, debo decir a V. E., que no hay expresiones como ponderar la bravura de estas tropas: nuestra pérdida no alcanza a cien hombres. Estoy sumamente reconocido a la brillante conducta, valor y conocimientos de los señores brigadieres don Miguel Soler y don Bernardo O’Higgins.Dios guarde a V. E. muchos años. 

Cuartel general de Chacabuco en el campo de batalla, y febrero 12 de 1817. Excelentísimo supremo director del Estado».
General San Martín 
RETRATO FÍSICO Y MORAL DEL GENERAL SAN MARTÍN - JOSÉ LUIS BUSANICHE
Luego de la batalla de Chacabuco el viajero inglés Samuel Haigh, nos ha dejado este retrato en su libro “Bosquejos de Buenos Aires, Chile y el Perú.” “Aquella noche el general San Martín daba una gran fiesta y baile en honor del comodoro Bowles (comandante británico en el Pacífico), cuya fragata “Amphion”, estaba anclada en la bahía de Valparaíso. Todos los ingleses iban a asistir a la fiesta y nos ofrecieron cortésmente invitaciones a mister Robinson y a mí; en consecuencia, por la noche, nos rasuramos por primera vez desde nuestra partida de Mendoza, y vistiéndonos para la ocasión, nos dirigimos al Cabildo, grande edificio público donde tenía lugar la reunión. “Se había arreglado para la fiesta el espacioso patio cuadrado del Cabildo y sido techado con un toldo adornado con banderas enlazadas de Argentina, Chile y otras naciones amigas; todo se hallaba bellamente iluminado con farolillos pintados y algunas ricas arañas de cristal colgaban en diferentes partes del techo. El gran salón y las habitaciones que cuadraban el patio se habían destinado para cena y refrescos, y otros cuartos se habían dispuesto para las autoridades superiores, civiles y militares. “Esa noche fui presentado al general San Martín, por mister Ricardo Price y me impresionó mucho el aspecto de este Aníbal de los Andes. Es de elevada estatura y bien formado, y todo su aspecto sumamente militar: su semblante es muy expresivo, color aceitunado obscuro, cabello negro, y grandes patillas sin bigote; sus ojos grandes y negros tienen un fuego y animación que se harían notables en cualesquiera circunstancias. Es muy caballeresco en su porte, y cuando le vi conversaba con la mayor soltura y afabilidad con los que le rodeaban; me recibió con mucha cordialidad, pues es muy partidario de la nación inglesa. La reunión era brillantísima, compuesta por todos los habitantes de primer rango en Santiago, así como por todos los oficiales superiores del ejército; cientos se entregaban al laberinto del vals y el contento general era visible en todos los rostros. “Mientras yo contemplaba este espectáculo, tan diferente del visto durante nuestro pasado, melancólico y horrible viaje, ser tan repentinamente trasladado al medio de la civilización y elegancia, desde la Cordillera solitaria a la reunión de las beldades y caballeros de la capital, me parecían encantamiento. “Cuando después intenté describir esta sensación a un caballero, se valió de un símil apropiado aunque algo profano, replicando: “Usted debe haberse sentido como alma escapada del Purgatorio al Paraíso”. “Muchos de mis compatriotas estaban en el ejército patriota y entre los presentes a la reunión se contaban el capitán O’Brien y los tenientes Bownes y Lebas; éstos habían estado en la batalla de Chacabuco. Algunos oficiales de la Amphion participaban también de la diversión. Durante la cena, que se sirvió de manera muy suntuosa y espléndida, muchos brindis patrióticos y cumplimientos se cambiaron entre los funcionarios principales, civiles y militares, y nuestro comandante naval. Después del refrigerio los concurrentes reanudaron la danza, y según entiendo continuaron hasta mucho después de venir el día, pero sintiéndome fatigado, me retiré poco después de media noche para disfrutar la primera noche de descanso en la capital de Chile.” Samuel Haigh.
SAN MARTIN
A las Memorias del general Miller, (tomo 1), pertenece esta silueta: “Los hechos y proezas del general San Martín se han especificado en la narración de estas Memorias, y algunas veces con particular aplauso, pero siempre estrictamente sujetos a la verdad y a la justicia. San Martín es alto, grueso, bien hecho y de formas marcadas; rostro interesante, moreno y ojos negros rasgados y penetrantes. Sus maneras son dignas, naturales, amistosas, sumamente francas y que disponen infinito a su favor. Su conversación es animada, fina e insinuante, como la de un hombre de mundo y de buen trato. Las amistades que contrae son sinceras y duraderas; sus costumbres son sencillas, poco dispendiosas y sin ostentación, pero nobles y generosas. Escribe bien su idioma y habla muy bien el francés. Aunque ha tenido enemigos políticos, siempre fue personalmente popular; y aun cuando su ejército pesaba demasiado sobre los recursos de una provincia, los habitantes hablaban de él con respeto y entusiasmo. Tanto en la formación del gobierno del Perú, como en las épocas anteriores, manifestó lo profundo de su juicio y discernimiento, eligiendo hombres de talentos distinguidos, como Jonte, Monteagudo, Guido, García del Río y otros. “Si algunas veces fue menos dichoso en la elección de jefes militares, no debe atribuirse a falta de discernimiento. Con respecto a sus miras políticas, San Martín consideraba la forma de gobierno monárquico constitucional, la más adecuada para la América del Sur, aunque sus principios son republicanos, pero es la opinión decidida de cuantos se hallaron en el caso de poderla formar correctamente, que jamás tuvo la menor idea de colocar la corona en sus sienes, aunque se cree que hubiera ayudado gustoso a un príncipe de sangre real a subir al trono del Perú.” Guillermo Miller.
DON JOSE DE SAN MARTÍN
En 1843, Juan Bautista Alberdi le encontró en París y después concurrió a su casa de Grand Bourg: “París, 14 de Septiembre de 1843. “El primero de septiembre, a eso de las 11 de la mañana, estaba yo en casa de mi amigo el señor D. Manuel J. de Guerrico, con quien debíamos asistir al entierro de una hija del señor Ochoa (poeta español) en el cementerio de Montmartre. “Yo me ocupaba, en tanto que esperábamos la hora de la partida, de la lectura de una traducción de Lamartine, cuando Guerrico se levantó exclamando: “¡El general San Martín!” “Me paré lleno de agradable sorpresa, a ver la gran celebridad americana que tanto ansiaba conocer. Mis ojos clavados en la puerta por donde debía entrar, esperaban con impaciencia el momento de su aparición. Entró por fin, con su sombrero en la mano, con la modestia y apocamiento de un hombre común. ¡Que diferente le hallé del tipo que yo me había formado, oyendo las descripciones hiperbólicas que me habían hecho de él sus admiradores en América! Por ejemplo: Yo le esperaba más alto, y no es sino un poco más alto que los hombres de mediana estatura. Yo le creía un indio, como tantas veces me lo habían pintado; y no es más que un hombre de color moreno, de los temperamentos biliosos. Yo le suponía grueso, y sin embargo de que lo está más que cuando hacía la guerra en América, me ha parecido más bien delgado; yo creía que su aspecto y porte debían tener algo de grave y solemne; pero lo hallé vivo y fácil en sus ademanes, y su marcha, aunque grave, desnuda de todo viso de afectación. Me llamó la atención su metal de voz, notablemente gruesa y varonil. Habla sin la menor afectación, con toda la llaneza de un hombre común. Al ver el modo cómo se considera él mismo, se diría que este hombre no había hecho nada de notable en el mundo, porque parece que él es el primero en creerlo así. Yo había oído que su salud padecía mucho, pero quedé sorprendido al verle más joven y más ágil que todos cuantos generales he conocido de la guerra de nuestra independencia, sin excluir al general Alvear, el más joven de todos. El general San Martín padece en su salud cuando está en inacción y se cura con sólo ponerse en movimiento. De aquí puede inferirse, la fiebre de acción de que este hombre extraordinario debió estar poseído en los años de su tempestuosa juventud. Su bonita y bien proporcionada cabeza, que no es grande, conserva todos sus cabellos, blancos hoy casi totalmente; no usa patilla ni bigote a pesar de que hoy los llevan por moda hasta los más pacíficos ancianos. Su frente, que no anuncia un gran pensador, promete sin embargo una inteligencia clara y despejada; un espíritu deliberado y audaz. Sus grandes cejas negras suben hacia el medio de la frente, cada vez que se abren sus ojos llenos aún del fuego de la juventud. La nariz es larga y aguileña; la boca, pequeña y ricamente dentada, es graciosa cuando sonríe; la barba es aguda. “Estaba vestido con sencillez y propiedad: corbata negra atada con negligencia, chaleco de seda negro, levita del mismo color, pantalón mezcla celeste, zapatos grandes. Cuando se paró para despedirse, acepté y cerré con mis dos manos la derecha del grande hombre que había hecho vibrar la espada libertadora de Chile y el Perú. En ese momento se despedía para uno de los viajes que hace en el interior de la Francia en la estación del verano. “No obstante su larga residencia en España, su acento es el mismo de nuestros hombres de América, coetáneos suyos. En su casa habla alternativamente el español y el francés, y muchas veces mezcla palabras de los dos idiomas, lo que le hace decir con mucha gracia, que llegará un día en que se verá privado de uno y otros o tendrá que hablar un patois de su propia invención. Rara vez o nunca habla de política. Jamás trae a la conversación, con personas indiferentes, sus campañas de Sud América; sin embargo, en general le gusta hablar de empresas militares.”
Juan Bautista Alberdi
General San Martín 

General San Martín 

Cuadro de San Martín regresando a Buenos Aires a buscar a su hija Mercedes.


Cuadro del general San Martín en su ancianidad, con su hija Mercedes en la casa de Boulogne sur Mer ( Francia)
Referencias
1. Historia Argentina y Americana de Ricardo Levene y Ricardo Levene (hijo).
3. La batalla no ocurrió exactamente allí, sino ligeramente al norte.
4. Se dijo, sin poderse comprobar jamás, que se habría arrancado las vendas para morir, debido a los comentarios sobre su tardanza para entrar en combate.

Fuente:
http://fdra.blogspot.com/2012/02/historia-argentina-el-combate-de-san.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+BlogDeLasFuerzasDeDefensaDeLaRepblicaArgentina+%28Blog+de+las+Fuerzas+de+Defensa+de+la+Rep%C3%BAblica+Argentina%29

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