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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".

Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.

20 de julio de 2017

MARTINA CHAPANAY. "HEROÍNA DE LA PATRIA". EL General SAN MARTÍN SORPRENDIDO DE SU EFICIENCIA DIJO: "MUJERES ASÍ NECESITA LA PATRIA".

Martina Chapanay
Martina Chapanay actuó en las guerras civiles argentinas del siglo XIX. Era hija de un cacique huarpe y nació en la Provincia de Córdoba del Tucumán (Virreinato del Río de la Plata), en 1800, en las Lagunas de Guanacache, probablemente en el actual territorio de la provincia de San Juan. Murió en 1887. El nombre "Chapanay", proviene del idioma huarpe milcayac: Chapac nay que significa "zona de pantanos".1
La Chapanay fue personalmente conocida de muchos hijos distinguidos de la provincia de San Juan; y el relato oral de sus hechos se propagó por toda la República. Encarnaba esta extraordinaria mujer, un tipo especialísimo, que merece ser recordado, no sólo por sus singularidades físicas, sino también porque se ha incorporado a las leyendas de la región andina; es decir, al fondo de esa poesía romancesca y popular, que refleja en cada país el alma de las multitudes. Por otra parte, su actuación se desenvolvió en un medio material y moral que la civilización ha ido transformando, y es bueno fijar las características de aquel medio, siquiera para apreciar mejor, por comparación, en el presente y en el futuro, los progresos que va alcanzando la República. Por último, el carácter, la personalidad de la heroína, es interesante de por sí. En la primera parte de su vida no fue precisamente una ladrona, sino una sometida al bandolero con quien vivía. Cuando se emancipó de él, se entregó al bien, y hay sin duda una gran nobleza de ese gaucho-hembra que se convierte en una especie de Quijote de las travesías cuyanas, primero por natural honradez, y luego por su afán de redimirse de culpas anteriores. Su historia, mezcla tal vez de realidad y de imaginación, está, de todos modos, referida en este libro, tal como el autor la recogió de labios de algunos que la conocieron, y de la tradición local. No se han formado de otro modo los romances y las gestas de grandes literaturas. (Prefacio del libro La Chapanay de Pedro Echague)
Lagunas de Guanacache
Ubicación geográfica y administrativa

País(es)Flag of Argentina.svg Argentina
División(es)Bandera de Provincia de Mendoza Mendoza
Bandera de Provincia de San Juan San Juan
Bandera de Provincia de San Luis San Luis
Cuerpo de agua
Ciudades costerasGuanacacheLas LagunasLagunas del Rosario, Desaguadero
Entre otras hazañas, se distinguió por haber vengado la muerte del caudillo riojano Ángel “El Chacho” Peñaloza. La tumba de Martina Chapanay es centro de una devoción popular porque compartía el fruto de sus robos con los más humildes, y continúa reuniendo a cientos de devotos en el pueblo sanjuanino de Mogna.
La leyenda de Martina Chapanay figura entre las numerosas tradiciones orales de la región cuyana. Como corresponde a toda leyenda, circulan muy diversas versiones sobre los hechos y andanzas de esta mujer que vivió en el siglo XIX y compartió el destino de las huestes montoneras lideradas por Facundo Quiroga y el Chacho Peñaloza. Incluso, a la muerte del último fue nombrada Sargento Mayor del Ejército Nacional.
No se tiene certeza sobre los motivos que la llevaron a unirse a las montoneras de Facundo Quiroga, uno de los grandes caudillos del interior. Lo cierto es que combatió a su lado y que las tareas militares la llevaron a adoptar las ropas masculinas. "La Chapanay" también habría revistado en las filas del General San Martín como chasqui ...
Algunos de los documentos más sólidos que quedan sobre la historia de Martina son la novela de Pedro Echagüe “La Chapanay” (1884), y el libro de Marcos Estrada “Martina Chapanay; realidad y mito” (1962). Las diversas versiones del mito coinciden en señalarla como una mujer agreste y de conductas varoniles que integró bandas de salteadores para luego sumarse a los montoneros de Quiroga y Peñaloza.
En la mencionada novela “La Chapanay”, Echagüe escribe que
“... la personalidad de la heroína, es interesante de por sí. En la primera parte de su vida no fue precisamente una ladrona, sino una sometida al bandolero con quien vivía. Cuando se emancipó de él, se entregó al bien, y hay sin duda una gran nobleza de ese gaucho-hembra que se convierte en una especie de Quijote de las travesías cuyanas, primero por natural honradez, y luego por su afán de redimirse de culpas anteriores.”
Martina Chapanay
Información personal
Nacimiento1800 Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento1887 Ver y modificar los datos en Wikidata
NacionalidadArgentina
UNA FLOR EN EL DESIERTO
El investigador e historiador Marcos de Estrada nos ha dejado una rica descripción de Martina en su libro "Martina Chapanay, realidad y mito".
Cuenta, basado en diversos testimonios de la época, que era de estatura mediana, fuerte, ágil, lozana y algo más alta que las mozas de su edad. De naturaleza fuerte y erguida, caminaba con pasos cortos, airosa y segura. Luego describe con detenimiento su rostro; era delgado, de tez delicadamente oscura y boca amplia de labios gruesos. Nariz mediana, recta y ligeramente aguileña. Pómulos salientes y ojos grandes, algo oblicuados y brillantes. Espesas pestañas, cejas pobladas y cabello negro, lacio, atusado a la altura de los hombros.
Se cree que nació alrededor del año 1800. Sería hija del último cacique huarpe y de una cautiva blanca. No tuvo hermanos y su madre murió cuando ella era muy pequeña. Creció casi sola y en medio de grandes privaciones. Quizás en defensa propia, fue que aprendió a manejar diestramente el cuchillo, a montar y a soportar las rudezas del desierto. Se dice que manejaba el lazo y las boleadoras con gran destreza y astucia. Su padre, al saberla inmanejable, la entregó a una mujer de la ciudad de San Juan para que la criara de otra manera.
Sin embargo duró muy poco el rigor de la educación tradicional, luego de unos meses Martina escapó y fue libre para siempre.
El mapa de las regiones naturales de Argentina con la región de Cuyo en naranja
AMORES DE LANZA Y CUCHILLO
Se transformó en una mujer brava que sabía hacerse respetar. Su carácter, nos cuenta Marcos de Estrada, en general era alegre y callado, aunque a veces se transformaba en irascible y violento.
No le fatigaban los viajes ni el trabajo incesante, aguantaba sin quejas el frío, el calor o el sufrimiento físico. No se tiene certeza sobre los motivos que la llevaron a unirse a las montoneras de Facundo Quiroga, otro de los grandes caudillos del interior. Lo cierto es que combatió a su lado y que las tareas militares la llevaron a adoptar las ropas masculinas. "La Chancalay" también habría revistado en las filas del General San Martín como chasque. Se cuenta que su pareja murió en una de las tantas batallas.
Sus detractores de la época, entre los que se encontraba Faustino Sarmiento, luego presidente de la República, la calificaban despectivamente de "marimacho". Por sus actitudes y destrezas masculinas. Sin embargo, también afirmaban que cuando algún soldado enemigo le gustaba, lo retenía prisionero por unos días y luego lo liberaba.
Cuando conoció la noticia de que su jefe Facundo Quiroga, había sido asesinado en Barranca Yaco, decidió regresar a sus lagunas de Guanacache quizás buscando algo de paz. Lo que encontró habrá sido desolador. Los miembros de su tribu habían sido muertos por el blanco, muchos habían sido reclutados a la fuerza en los ejércitos y los pocos restantes escaparon a las sierras. Fue entonces que en 1835, Martina Chapanay se convirtió en bandolera temible que repartía el producto de sus robos entre los pobres como ella.
La Martina Chapanay Cueca, Trovadores de Cuyo
https://www.youtube.com/watch?v=1CclwmY1-bc
SOLA CON SUS DOS PERROS
Volvió a combatir con heroísmo en varias batallas, está vez, a la orden del caudillo sanjuanino Nazario Benavídez. Asesinado su jefe, Martina se convirtió nuevamente en bandolera. Más tarde combatió junto al caudillo "Chacho" Peñaloza hasta la muerte de aquél en 1858.
No existen certezas sobre su vida. Tampoco sobre su muerte. La versión romántica dice que murió muy viejita en 1887, frente a su laguna y acompañada por sus dos perros, El Oso y El Niñito. Cuentan, también, que sobre su tumba solo pusieron una laja blanca por que todo el mundo sabía quién estaba enterrada allí. Hoy la tumba de la india y bandolera en Mogna, San Juan, es visitada por cientos de peregrinos.
Tumba de Martina Chapanay en el cementerio de Mogna, San Juan
Nació en el valle de Zonda, en San Juan de Cuyo, en 1800. Hija de Chapanay, último cacique huarpe de ese lugar, y de Mercedes González, una cautiva blanca robada a fines del siglo XVIII. El vocablo “Chapanay” se debe interpretar así: “chapad”, pantano, y “nai”, negación; por lo tanto: lugar donde no hay pantanos (1). Desde niña sintió atracción por las tareas propias de los hombres de su condición: fue jinete, baquiana y rastreadora habilísima. Adquirió asimismo gran capacidad en el arte del cuchillo, del lazo y de las boleadoras. Sus cualidades de destreza, audacia y valentía no fueron obstáculo para que se transformara en una mujer atractiva que “reinaba en los corazones” y era “admirada y respetada por cierta conducta recatada”.
En 1822, durante uno de sus viajes al Pueblo Viejo (Concepción) con objeto de vender mercaderías, Martina Chapanay conoció a quien tendría trascendente participación en su vida. Había ido a una de las mejores pulperías de la ciudad a vender unos porrones de “aloja” y adquirir un poco de azúcar, yerba y tabaco; al salir con su compra del local casi se lleva por delante a un mozo que entraba en esos momentos.
Huarpes jugando pallana - Acrilico lienzo de Carlos Andres Isola
Tratábase de un gaucho joven, agraciado, fuerte, de mirada inteligente, bronceado por el sol y con aire de forastero. Martina le pidió disculpa, acompañando su excusa con una sonrisa, desacostumbrada en ella; el desconocido le hizo un tímido saludo con la cabeza, en señal de sorpresa admirativa, permaneciendo al principio como asombrado, corriendo luego a remover los cueros que cubrían el hueco abierto de la puerta del local para facilitar su salida.
Poco después preguntaba al pulpero sobre la joven, se enteró que era la hija del cacique Chapanay. Quiso gustar el brebaje llevado por la muchacha, que el pulpero le mostró, logrando que éste le sirviese una copa, que le gustó. El paisano se dirigió al día siguiente a Zonda donde se reunió con el padre de Martina para informarle que Quiroga lo enviaba desde su patria chica, La Rioja, para invitarlos a participar en las montoneras que estaba reuniendo, con hombres de allí y de los pueblos hermanos, para defender la libertad de todos los hombres de esas regiones. El propósito de salir a la lucha, en esos momentos precisos que la patria debía organizarse, en procura de un gobierno que los protegiese a todos contra las injusticias y abusos a que estaban reducidos desde hacía mucho tiempo, era justo y honroso.
Martina Chapanay
MARTINA SIGUIENDO SUS HUELLAS, SE ENROLÓ EN EL EJÉRCITO DE FACUNDO QUIROGA, INTERVINIENDO POSTERIORMENTE EN TODOS LOS COMBATES DE LA CAMPAÑA DEL RIOJANO. GUERREÓ A FAVOR DE LOS CAUDILLOS QUE EN LAS PROVINCIAS ENCARNARON LOS ANHELOS POPULARES.
Pedro D. Quiroga refiere que Martina 
“En la mitad de su carrera tuvo que lamentar la pérdida de su compañero que había perecido en la batalla de la Ciudadela en el Tucumán…”.
En efecto, uno de los jefes de la montonera de Facundo Quiroga, el intrépido comandante de gauchos consorte de Martina, perdió la vida al lanzarse en una violenta arremetida contra una línea de bayonetas del enemigo, a la que consiguió quebrar; a poco de haber obtenido ese resultado fue rodeado por milicos de infantería, y en una lucha desigual, que pudo haber prevenido, le mataron el caballo, que le arrastró a tierra, en donde le acosaron sus enemigos, ultimándole con un bayonetazo fatal.
Muerto su consorte, en la Ciudadela, el 4 de noviembre de 1831 y asesinado Quiroga en Barranca Yaco (1835), Martina Chapanay regresó al hogar paterno en Zonda Viejo, que encontró abandonado: los miembros de la pacífica y laboriosa tribu habían sido muertos y robados por el blanco, otros murieron reclutados en los ejércitos y los restantes se refugiaron en la serranía.
El constante clima de guerra y, en consecuencia, el cierre de establecimientos, habían separado del trabajo a los hombres, y las provincias no pudieron dar a la masa desocupada el sustento necesario. Malogrado el hábito del trabajo, se originaron las bandas nómadas aplicadas al atraco de la propiedad ajena. Martina, asilada en los montes, y acorralada por la miseria, se convirtió en jefe indiscutida de una de ellas, siendo repartido el producto de sus robos entre los pobladores más humildes.
Martina Chapanay
Más tarde, se enroló en las huestes del gobernador y caudillo sanjuanino, general Nazario Benavídez, comportándose gallardamente en el combate de Angaco (6 de agosto de 1841) y también en el de La Chacarilla en donde dicho general, favorecido por un fuerte viento Zonda, atacó sorpresivamente a las tropas unitarias del Gral. Mariano Acha que habían acampado en este lugar después de haber vencido a las fuerzas federales en la Batalla de Angaco. Su participación en las fuerzas federales, en defensa de la provincia de San Juan, junto al gobernador, demostró un deseo de exponer la vida en apoyo del sentir popular de Cuyo en esa contienda civil.
Asesinado Benavídez, en 1858, Martina Chapanay volvió a asumir la dirección de una cuadrilla de bandoleros. Poco tiempo después, abandonó esa vida, acompañando al caudillo Angel Vicente Peñaloza en su última y desgraciada lucha en defensa de los fueros riojanos. 

Pasó sus últimos años arriesgando su vida en salvaguardia y beneficio de su “patria chica”. Campeó contra las arbitrariedades en provecho de la comunidad, prevaleciendo en ella un deseo constante de hacer el bien al prójimo. Sus hazañas fueron incontables y heroicas.
LLEGÓ A TENER UNA REPUTACIÓN EXTRAORDINARIA COMO BENEFACTORA TUTELAR DE LOS VIAJEROS, Y PRESTÓ GRANDES SERVICIOS A LOS HACENDADOS. 
Sin embargo, en los finales de su vida, Martina tuvo actitudes poco felices. Pedro D. Quiroga dice que: 
“en las últimas campañas de Peñaloza, ha figurado siempre en la escolta de éste, desempeñando con habilidad la delicada misión de “espía”. Pero una vez concluida la montonera con la muerte del caudillo, tuvo la previsión de fijar su domicilio en el Valle Fértil, y se ocupaba en dar aviso a las autoridades de todas las intentonas que meditaban los montoneros que habían quedado por entonces dispersos en pequeños grupos asolando las poblaciones de la campaña de la provincia de San Juan”.
Murió en Mogna, absuelta de sus pecados por el cura párroco de Jachal, que también se ocupó de su entierro. Su tumba ha sido observada por el historiador Marcos estrada en el cementerio viejo de Mogna
“Una cruz de madera, hincada en el suelo, señala el lugar consagrado en donde descansan los restos de una mujer argentina que sobrevivió la tragedia de su época y supo salvarse del naufragio, resucitando a la inmortalidad”.
Lamentablemente no se conoce ningún retrato o ilustración de Martina Chapanay, pero sí nos queda la descripción que Marcos Estrada hace de ella: 
“de estatura mediana, ni gruesa ni delgada, fuerte, ágil, lozana, mostraba un raro atractivo en su mocedad. Parecía más alta de su talla: su naturaleza, fuerte y erguida, lucía además un cuello modelado. Caminaba con pasos cortos, airosa y segura. Sus facciones, aunque no eran perfectas, mostraban rasgos sobresalientes; su rostro delgado, de tez oscura delicada, boca amplia, de labios gruesos y grandes, nariz mediana, recta, ligeramente aguileña, algo ancha –mayormente en las alas-, pómulos visibles, ojos relativamente grandes, algo oblicuados, garzos, hundidos y brillantes, de mucha expresión, que miraban con firmeza entre espesas pestañas, cejas pobladas, armoniosas, y cabello negro, lacio, atusado a la altura de los hombros. Su fisonomía era melancólica; podía transformarse en afable, por una sonrisa, dejando visibles dos filas de dientes muy blancos. A pesar de que su continente era enérgico, había en él un sello de delicada feminidad. Su carácter, algunas veces alegre, era no obstante taciturno, magnánimo, solía transformarse en irascible, y hasta violento, ante el menor desconocimiento a su persona. El timbre de su voz era más bien grave, que lo hacía esencialmente expresivo. Animosa y resuelta, no le fatigaban los grandes viajes ni el trabajo incesante; aguantaba insensible el frío y el calor, y resistía sin lamentaciones el sufrimiento físico”.
Referencia
(1) También se considera que puede tener este otro significado: “chapa”, ocupación o posesionamiento de tierras, y “nay”, hacer.
Fuente
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino (1750-1930) – Buenos Aires (1969).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Estrada, Marcos – Martina Chapanay, realidad y mito – Buenos Aires (1962).
Quiroga, Pedro D. – Martina Chapanay, Leyenda histórica americana – Buenos Aires (1865)
www.revisionistas.com.ar
Tumba de Martina Chapanay en el cementerio de Mogna, San Juan
BIOGRAFÍA MARTINA CHAPANAY
La zona es ahora un desierto, pero en el siglo XIX las aguas del río Mendoza y del Desaguadero creaban las llamadas Lagunas de Guanacache. La construcción de una represa cerca de la ciudad de Mendoza provocó la sequía de las lagunas, y actualmente los huarpes obtienen el agua de pozos muy profundos, ya que los superficiales están contaminados con agua salada. La supervivencia de éstos se basa principalmente en la cría de cabras, la utilización de los frutos del algarrobo, un árbol típico de la zona, y la venta de artesanías en el Mercado Artesanal, que se encuentra al lado de la oficina de turismo de la ciudad capital.
Su padre fue Ambrosio Chapanay, un cacique huarpe que se refugió en el actual Departamento Lavalle (Mendoza), quien murió sin otra descendencia aparte de Martina.2Su madre fue Mercedes González, siendo ésta blanca oriunda de la ciudad de San Juan.3​ Otras fuentes afirman que su padre era un indígena chaqueño refugiado entre los huarpes y su madre era una sanjuanina llamada Teodora. Esta habría criado a su hija con dedicación, tal es así que la casa de Martina se transformó en escuela para los niños del lugar.4
Martina Chapanay - Ilustración de Rosarivo
Cuando era adolescente, Martina se destacaba por sus aptitudes de jinete y cuchillera, su habilidad para hacer galopar caballos en los arenales, pialar terneros, cazar animales y nadar con gran destreza. Era una mujer de contextura pequeña, pero fuerte y ágil. De bellos rasgos, su cabello era negro lacio y de tez morena. Al elegir la vida de montonera comenzó a utilizar la vestimenta de los gauchos: (chiripá, poncho, vincha y botas de potro), tal como se representaba en las estampas y tallados de madera.
Cuando murió su madre, su padre la entregó a Clara Sánchez, de la ciudad de San Juan, que la educó con rigor. En respuesta, Martina logró escapar, encerrando a toda la familia en la casa.
A partir de ese momento, Martina vivió con los huarpes y se transformó en ladrona y asaltante de caminos, repartiendo lo que robaba entre los más pobres.
Luego convivió con el bandido Cruz Cuero, jefe de una banda que asoló la región por años. Se dijo que incluso atacaron la Iglesia de la virgen de Loreto, en la provincia de Santiago del Estero. Esta relación con Cruz terminó en una tragedia, ya que Martina se enamoró de un joven extranjero que secuestraron; Cruz golpeó a Martina y mató al joven de un balazo, pero Martina mató a Cruz con una lanza y quedó como jefa de la banda.
Sucesivamente, Martina se unió con sus secuaces al caudillo Facundo Quiroga.
Juan Facundo Quiroga
Facundo Quiroga por Fermepin.JPG


5.° Gobernador (provisional) de la Provincia de La Rioja
28 de mayo de 1823-22 de julio de 1823
PredecesorNicolás Dávila
SucesorBaltasar Agüero

Información personal
ApodoEl Tigre de los Llanos
Nacimiento27 de noviembre de 1788
Bandera de España San AntonioLa RiojaIntendencia de Córdoba del TucumánVirreinato del Río de la Plata
Fallecimiento16 de febrero de 1835
(46 años)
Bandera de Argentina Barranca YacoCórdobaArgentina
Lugar de sepulturaCementerio de la Recoleta Ver y modificar los datos en Wikidata
NacionalidadArgentina Ver y modificar los datos en Wikidata
Partido políticoFederal
Familia
CónyugeDolores Fernández Cabezas
Información profesional
OcupaciónGanaderominero y militar
Rango
Participó enGuerras civiles argentinas
Brigadier General
Años de servicio1814 - 1835
LealtadFlag of the Argentine Confederation.svgConfederación ArgentinaBandera de Provincia de La Rioja (Argentina) La Rioja
MandosEjército Federal
Participó enCampaña de Rosas al DesiertoGuerras civiles argentinas: batallas de La RiojaEl PuestoEl TalaRincón de ValladaresCórdobaLa TabladaOncativoRodeo de Chacón y La Ciudadela.
Martina continuó luego luchando al lado de los caudillos y del Chacho Peñaloza, hasta que le ofrecieron el indulto y un cargo de sargento mayor en la policía de San Juan. 
Ángel Vicente Peñaloza
Angel Vicente Peñaloza.jpg
Ángel Vicente Peñaloza, ca. 1850 - 1860.
General
ApodoChacho
LealtadBandera de Argentina Partido Federal de Argentina
Participó enGuerras civiles argentinas

Nacimiento2 de octubre de 1798
Bandera de España MalanzánLa RiojaVirreinato del Río de la Plata
Fallecimiento12 de noviembre de 1863 (65 años)
Bandera de Argentina OltaLa RiojaArgentina
En ese cuerpo militar se encontraba el comandante Pablo Irrazábal, el asesino de PeñalozaMartina lo retó a duelo, pero éste no tuvo lugar porque el oficial se descompuso por el miedo y pidió la baja.
(*) Teniente Pablo Irrazábal, asesino del Chacho Peñaloza.
🔼Pablo Irrazábal (Mercedes (Uruguay), 1819 - Mendoza (Argentina), 1869), militar uruguayo de larga carrera en las guerras civiles de la Argentina; es particularmente famoso por haber asesinado al general Ángel Vicente Peñaloza.
Cristian Mallea - autor del dibujo de Pablo Irrazábal (*)
Luego ofreció sus servicios al general San Martín, quien la nombró chasqui del ejército.Y alli galopó sin descanso, llevando y trayendo mensajes para el gran libertador. Lucía con orgullo la chaqueta de oficial que el General le había regalado, bombacha de paisano y botas de charol con espuelas. También supo cargar sable, aprendió el manejo del fusil y a disparar un cañón. San Martín estaba sorprendido de su eficiencia y dijo que
"mujeres así necesitaba la Patria".5
El retrato más canónico de José de San Martín.
Se cuenta que un antiguo oficial sanmartiniano, el cura Elacio Bustillos, cubrió la tumba de Martina con una laja blanca, sin ninguna inscripción, ya que
“Todos saben quién está allí”.
  • El cantante León Gieco, con la colaboración del historiador y ensayista Hugo Chumbita, publicó en el 2001 el CD “Bandidos rurales”, que contiene un tema del mismo nombre y donde menciona a Martina Chapanay.
  • La escritora Mabel Pagano escribió una novela basada en su vida, "Martina Chapanay Montonera del Zonda"
MARTINA CHAPANAY, LA VENERADA
FUE UNA DE LAS MUJERES MÁS DESTACADAS DEL SIGLO XIX, BANDOLERA Y MONTONERA, FUE INCLUIDA EN CANCIONES Y POEMAS.
En su historia se mezclan el mito y la realidad. Su tumba está en Mogna y allá aseguran que la gaucha responde a los pedidos de ayuda. Por Viviana Pastor
Martina Chapanay
Información personal
Nacimiento1800 Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento1887 Ver y modificar los datos en Wikidata
NacionalidadArgentina 
La manada de cabras se había dispersado en el campo y se hacía de noche. Natividad Páez decidió salir a buscar los animales que eran su sustento en el campo semidesierto de la localidad de Los Puestos, en Mogna. La acompañaba su ahijada. Doña Naty, como le dicen los vecinos, invocó a Dios, a la Virgen y a la Martina Chapanay para que la ayuden a encontrar a sus animales. La nena se subió a un arbusto y pudo divisar a lo lejos la manada, arriada por una figura masculina con sombrero de paja. Pero cuando los animales llegaron, no había nadie con ellos. 
“Para mí esa figura que ella vio era la Martina que me traía los animales”, dijo sin dudar Doña Naty.
Así es el fervor de los moquineros, como se les llama a los habitantes de Mogna, por Martina Chapanay, que nació en las Lagunas de Guanacache y murió en Mogna, se cree que en 1887. Allí, atrás de la iglesia erigida en honor a Santa Bárbara, se encuentra la tumba de Martina, bajo un añoso algarrobo y con algunas flores de plástico desteñidas por el tiempo. Una gran cruz de cemento pintada de blanco, de la que cuelgan algunos rosarios de promesantes, y un cartel de madera con su nombre indican que allí descansan los restos de la leyenda.
Bandolera, montonera, baqueana, experta en el manejo del cuchillo, valiente y generosa, desde chica se vestía como hombre y se hizo experta en el manejo de animales. A todas luces, Martina estaba fuera de época y escandalizaba a la pacata sociedad colonial.
Atrás de la iglesia erigida en honor a Santa Bárbara, se encuentra la tumba de Martina
La versión de la existencia de un rancho donde había muerto la Chapanay fue descartada por los moquineros más viejos.
“Dicen que Martina llegó enferma a Mogna, a la casa de una señora que tenía un ranchito de ‘palo a pique’ que estaba justo frente al Algarrobo Grande. Ahí murió Martina Chapanay, al rancho lo ‘voltiaron’ cuando hicieron la escuela”, contó Natividad, de 85 años y artesana del telar.
“No tendrían que haberlo tirado, tendrían que haberlo preservado porque eso era parte de nuestra historia”, dijo Polonia Fernández, hija de Naty.
Asencio Cortez confirmó el lugar:
“allí, donde están esos membrillos chicos, ahí estaba el rancho, pero eso lo destruyeron todo”, afirmó con la pala al hombro y el rostro surcado de historias.
De La Chapanay, cuenta Doña Naty, decían que era policía, que era “machista” y que gobernaba a todos los gauchos que andaban con ella.
“Lo hacían todo por voz de ella, mi padre era niño de 12 años cuando ella entraba a Mogna y le tenían miedo porque a veces atacaba en el camino y les quitaba lo que tenía la gente, porque antes la gente viajaba para traer cosas y ella asaltaba y les quitaba lo que traían para la familia. Acá la vida siempre ha sido muy dura”, dijo.
Sierras de Mogna, Jáchal, San Juan
El calor se hace insoportable en los callejones de Mogna y el viento sólo trae tierra que deja la piel como lija y el pelo duro. Nada que espante a los moquineros, pero igual casi no se ve gente fuera de las casas.
El sociólogo e investigador José Casas confirmó la versión de los moquineros y aseguró que el rancho donde murió Martina no existe.
“Mogna es el único lugar donde se considera a la Chapanay una santa no oficial”, dijo Casas.
Calixto Quiroga, “Don Rubio” para los vecinos, tiene 84 años. Él contó que
Martina Chapanay era una “gaucha guerrera”. “Según me contaba mi madre, ella dominaba todo el pueblo de Mogna, ella andaba por todos lados. Andaba con otros andariegos y ella los mandaba a todos. Nosotros la respetábamos mucho. Murió acá. Era una señora pareja, ni flaca ni gorda, alta. Yo no la conocí pero mi madre me contaba. Ella dominaba el campo. Lo que no sé… no nos conversaba mi madre, dónde murió, puede ser en Los Puestos”, reseñó Don Rubio.
El hombre de pelo blanco recordó que a los niños los asustaban con la Chapanay:
“Mi madre nos asustaba con la gaucha para que no hiciéramos travesuras porque a la Martina, cuando algo no le gustaba, los guasqueaba”.
Templo de Santa Bárbara, Mogna, Jáchal
La Chapanay fue enterrada en el viejo camposanto, es una de las tumbas que está más cercana a la iglesia; Don Rubio dice que ese lugar se conserva igual que cuando él era niño.
Irma Verón contó que le pidieron al intendente de Jáchal, Jorge Barifusa, que se arregle el predio de la tumba de Martina.
“Yo le pedí, él dijo que debía hablar con Arquitectura, yo vengo siempre y limpio la tumba, le arreglo, le ato sus cositas. Mi mamá me contaba que había venido peleando y cayó acá, la encontraron en un ranchito y murió acá”, dijo Irma.
La mala fama de la gaucha no pudo hacer que la gente no la venere, será porque en algún momento, según los historiadores, ella se arrepintió de su vida de bandida y se dedicó a ayudar a los viajeros.
Los vecinos expresaron que donde estaba el rancho donde murió,
“tendrían que haber hecho una casuchita para recordarla, pero nadie hizo nada”.
“Acá la ocupamos para todo a la Martina porque las ánimas hacen milagros. La gente suele invocarla siempre a esta gaucha que vestía como los hombres y era servida por los hombres”, dijo Doña Naty, la artesana de Los Puestos.
Su tumba es lo único que queda de ella en Mogna. 
“Dicen que está ahí, nadie sabe de cierto si es o no, porque se sabe que a la sombra de un algarrobo la habían sepultado por eso identificaron su tumba”.
Martina Chapanay, Independiente, decidida, aguerrida. Así la describen los historiadores
LA ETERNA REBELDE
La historia de Martina no tiene una sola línea de datos, más bien varía según quien la cuenta. Entre los primeros que contaron su vida está Pedro Echagüe, quien escribió “La Chapanay”. Echagüe, unitario como era, dejó de lado la participación de ella en las montoneras de caudillos como el Chacho Peñaloza. Su historia es romántica y reivindica la figura de la gaucha, destaca su arrepentimiento como ladrona y su paso a servidora de los necesitados.
Echagüe dice que es hija de un nativo del Norte, y de una blanca a la que salvó de la muerte; pero Felipe Pigna, que le dedica dos páginas en su libro “Mujeres tenían que ser”, asegura que
Es hija de un huarpe y de una cautiva blanca. Este último señala que es oriunda de Lagunas de Guanacache, aunque otros autores dicen que nació en Zonda.
Felipe Pigna aporta algo muy importante para San Juan:
Martina colaboró con el General San Martín en la gesta del Cruce de Los Andes. “Se convirtió en una de las tantas y tantos chasquis que llevaban y traían mensajes entre las seis columnas del Ejército Libertador. Dicen que por muchos años lució con mucho orgullo una chaquetilla que dejaba constancia de aquellos gloriosos días”, dice Pigna.
Luego asegura que a los 22 años se unió a las huestes de Facundo Quiroga y peleó junto a él. Cuando el caudillo riojano fue asesinado, Martina volvió a San Juan.
Citando a Hugo Chumbita y su libro “Jinetes rebeldes”, cuenta:
“Por diversión o por dinero, apostaba a montar potros indomables y se batía con los mejores cuchilleros. La Policía no podía contra ella”.
Felipe Pigna  incluye el testimonio de un arriero, Pedro Bustamante, quien la describe así:
“Como la Chapanay, amás de ser valiente y capaz, es generosa como no hay ejemplo en ninguno de los que mandan. Sucede que los hombres asaltados por ella le hacen concesiones antes de ponerla en el caso de hacer valer su fuerza. De este modo resulta que casi todos los asaltos tienen viso de legitimidad y todo el mundo a una voz dice La Chapanay roba y saltea por necesidad y por culpa del gobierno y nadie la odia, al contrario, todo el mundo la compadece”.
También peleó bajo el ala del Chacho Peñaloza, lo que le valió ser incorporada al ejército como sargento mayor. Pero al tiempo lo abandonó para militar junto a Severo Chumbita, que respondía al caudillo Felipe Varela.
“Murió en 1887. Su tumba en Mogna, departamento Jáchal, sigue siendo lugar de culto”, cierra Felipe Pigna.
Martina Chapanay
MARTINA CHAPANAY, MENTIRAS Y VERDADES DEL MITO
Echagüe, Quiroga, Mó, Illanes, Casas, son algunos de los locales que escribieron sobre la vida de película que tuvo la mestiza. Cada uno destacó algo diferente de ella y algunos se oponen a las versiones más noveladas. Hay análisis hasta de su sexualidad.
Por Viviana Pastor
Si en algo coinciden los historiadores es en que Martina Chapanay lo único que tuvo de 'macho' fue haberse animado a ponerse a la altura de los hombres en tiempos en los que las mujeres no tenían ningún derecho. Cuando el campo de acción de una señora estaba limitado a la superficie de su casa, ésta domadora indomable tenía por hogar el desierto sanjuanino y hasta las llanuras de Mendoza, La Rioja, San Luis, Catamarca y Tucumán.
¿QUIÉN FUE REALMENTE ESTA MESTIZA QUE LOGRÓ PASAR A LA HISTORIA? ¿QUIÉN FUE LA QUE SE ANIMÓ A CALZAR BOMBACHAS DE GAUCHO Y HACER FRENTE CON EL CUCHILLO A CUALQUIER HOMBRE O ANIMAL?
Las historias escritas por los sanjuaninos, nativos o por adopción, discurren entre fantasía y realidad, con escaso margen de aporte documental, haciendo de ella el caso perfecto de la tradición oral.
Como una ladrona la recuerdan algunos habitantes de Mogna, donde ella murió, pero también como la primera mujer policía de la zona, tal como la describieron en Tiempo de San Juan (23 de noviembre de 2013). 
Pedro Echagüe, que sin ser sanjuanino vivió y murió en San Juan, contó su versión en "La Chapanay", que es tal vez la más difundida. Y aunque en su obra advierte que ha escrito sólo lo que relató la gente que la conoció, hay quienes dudan de su veracidad y encuentran visos de novela en su libro.
Lo cierto es que a Echagüe se le nota su admiración por Martina:
"Encarnaba esta extraordinaria Mujer, un tipo especialísimo que merece ser recordado, no sólo por sus singularidades físicas, sino también porque se ha incorporado a las leyendas de región Andina... hay sin duda una gran nobleza de ese gaucho-hembra que se convierte en una especie de Quijote de las travesías cuyanas, primero por su honradez y luego por su afán de redimirse de culpas anteriores".
Según la historia de Echagüe, el padre de Martina, Juan Chapanay, eran un indio Toba que huyó de su patrón refugiándose en las Lagunas de Guanacache, donde adquirió notoriedad.
Su madre era una hermosa mujer blanca a la que el indio salvó luego de encontrarla desfalleciente en el desierto y terminó casándose con ella. Se llamaba Teodora González y murió cuando la niña tenía 3 o 4 años, su padre nunca pudo superar su muerte y al tiempo llevó a su hija a la casa de una señora en Ullum, a quien serviría a cambio de educación. De allí se escapó la joven Martina detrás de Cruz Cuero, un bandolero con quien tenía un romance.
Echagüe tiene el foco siempre puesto en los romances de Martina, en su amor por la vida campestre y en su "buen corazón". Por eso le llovieron las críticas de los que consideraron a su libro una novela que supo obviar la faceta federal y su lucha en las montoneras junto a Facundo Quiroga, el Chacho Peñaloza y Felipe Varela.
Felipe Varela, el Quijote de los Andes.
Antes de Echagüe, el sanjuanino Pedro Desiderio Quiroga escribió sobre la vida de Martina, dijo que se fue de San Juan con un enviado de Facundo Quiroga que reclutó alguna gente en la provincia para enviarla al Norte. Se transformó rápidamente en una guerrillera de caballería de óptima formación. 
MARTINA CHAPANAY COMBATIÓ EN CIUDADELA, TUCUMÁN, EN 1831, A LAS ÓRDENES DE QUIROGA.
Volvió a San Juan más tarde y acá no halló más que desolación, dice Quiroga. No encontró a su gente ya que había una total desestructuración del grupo campesino indígena, se los habían llevado a otras partes y muchos habían huido. Fue entonces, según este autor, cuando Martina se dedicó a robar.
El historiador Daniel Illanes, nacido en Buenos Aires pero sanjuanino por adopción, escribió sobre Martina en su ‘Historia de San Juan’.
 "Aprendió destrezas entonces limitadas a los hombres. Sabía rastrear. La imagen que se instaló de ella fue la de una mujer travestida de 'gaucho'. Aclaremos que no es excepcional ni extraño que las mujeres conocieran estas destrezas. Estaban prohibidas para ellas, que es otra cosa. Tuvo una tremenda rebeldía frente a su realidad social y frente a su posición ante el género", dice Illanes.
Luego de dejar la montonera de Quiroga, después de la muerte de éste, Martina se incorpora a la resistencia de Pie de Palo, transformándose en jefa de una banda de salteadores. 
Illanes resume que Martina colaboró con Benavidez y Aldao, peleando en la batalla de Angaco y en el combate de La Chacarilla, contra las fuerzas unitarias del general Mariano Acha, en 1841. En 1850, aproximadamente, se dedicaba a trabajos de baqueana, y rastreadora, buscaba animales perdidos. "Dicen que los escondía para después buscarlos, para lo cual cobraba un rescate.
José Félix Aldao
José F Aldao.JPG

Mendoza province COA.png
26.° Gobernador de la Provincia de Mendoza
24 de noviembre de 1841-19 de enero de 1845
PredecesorGregorio Aráoz de Lamadrid
SucesorCeledonio de la Cuesta

Información personal
Nombre de nacimientoJosé Félix Esquivel y Aldao
Nacimiento1785
MendozaBandera de España Virreinato del Río de la Plata
Fallecimiento1845
MendozaFlag of Argentina.svg Argentina
Causa de muerteCausas naturales Ver y modificar los datos en Wikidata
NacionalidadArgentina Ver y modificar los datos en Wikidata
Partido políticoFederal
Información profesional
OcupaciónMilitar y Político
Rango
Se le inventó un romance con un gaucho imaginario llamado Cruz Cuero. A todas luces se ve que ese es un nombre imaginario, usado por Pedro Echagüe, un unitario, que al combinar las expresiones cruz y cuero, relaciona el nivel ideológico (cruz, catolicismo), con la producción (cuero), para caracterizar una época en dos palabras. Ideología novelada”, asegura el Profesor en su libro. 
Destaca a Martina como una mujer de una gran osadía sexual.
“Raptó a un grandote en el Pueblo Viejo (Concepción), después de bolearle el caballo, y se lo llevó a Papagallos (Mendoza). Se robó vino, aguardiente y guitarra", según Illanes, para celebrar.
Este profesor de Historia –fallecido en 2012-, se refiere sin rodeos a la sexualidad de la Chapanay que tanto dio que hablar.
Hugo Chumbita
Información personal
Nombre de nacimientoHugo Horacio Chumbita
Nacimiento1940
Santa Rosa, La Pampa, Argentina
Nacionalidadargentino
Educación
EducaciónDoctor en Derecho
Alma máterUBA
Información profesional
OcupaciónHistoriador, escritor, docente
“Hugo Chumbita quiere dejar a Martina a resguardo de prejuicios homofóbicos y dice:
'Lejos de las inclinaciones homosexuales que podrían hacer presumir sus hábitos varoniles, todo indica que Martina se sentía mujer, lo que no le impedía adoptar en el amor actitudes dominantes. En su vida aventurera no mantuvo relaciones estables de pareja, y no hay ningún dato que permita suponer que tuvo hijos'”.
Illanes analiza:
"Lo que dice Chumbita es absurdo y anticuado. Una mujer bisexual u homosexual, se siente mujer aunque se sienta atraída por personas de su mismo sexo. Y además, es ridículo pensar que una mujer dedicada a acciones militares irregulares, y a acciones de bandidaje solitario o en banda, pudiera haber sido un ama de casa, reducida al dominio patriarcal. Toda lucha de la mujer, a escala genérica y a escala social, es una lucha contra el patriarcalismo, y en esa lucha está la apropiación de símbolos (como la ropa)”. 
Y cierra: 
“Echagüe dice que la mató un puma, o que la picó una serpiente. Parece que murió en Mogna. Otros dicen que está enterrada en Zonda".
Daniel "Chango" Illanes - Historias de San Juan”, desde los orígenes a la actualidad es el nuevo libro que fue presentado recientemente por el profesor en Historia de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ),.
También escribió sobre Martina Fernando Mó en sus libros "Cosas de San Juan", con apoyo referencial en el libro de Echagüe, pero ampliando los aspectos de sus luchas federales. Mó termina confesando: 
"Cuando me decidí a escribir sobre Martina Chapanay no me atraía el personaje respecto del cual existen tan pocas referencias fidedignas, aunque suficientes para probar su existencia y desventuradas correrías. Sin embargo, al acercarme a la vida borrascosa de Martina he cobrado por ella simpatía... Sería mezquino no recordar que conquistó gran popularidad entre la soldadesca, el campesinado y también entre las familias cuyanas, particularmente de San Juan, donde hasta ahora suele apodarse Martina Chapanay a las mujeres mandonas y rebeldes".
José Casas, Jachallero, sociólogo e investigador, también ha escrito sobre Martina en su libro "Mogna, el pueblo de la travesía".
Casas refiere que después de muchas andanzas, Martina regresó a su pueblo y éste ya no existía, con el tiempo terminó refugiándose en Mogna donde existía aún el pueblo indio.
"Los gauchos rebeldes no podían ser bien tratados por la historiografía oficial. Pero así como se los detracta, también se trata de pintar un cuadro de arrepentimiento, de actos ‘de redención’, tal que podrían ser aceptados en la consideración social. Se teje una leyenda con respecto a Martina, en la cual, ya anciana, devuelve las joyas que un compinche suyo habría robado de la capilla de Mogna, como aparece en la novela de Echagüe, tratándola de hacer pasable para las clases ilustradas. Se dice que en sus últimos años colaboró con las autoridades, denunciado a los gauchos alzados, pero en realidad era vigilada y vista con desconfianza".
Luego la describe como
"Un personaje singular pero también fue un arquetipo de la travesía; como gaucho fue un rebelde propio de la época, como indio era característico que viva al borde de la civilización: es marginada y marginal a la vez. Y como mujer combatiente fue una excepción para su época”. 
Casas la destaca como uno de los jinetes rebeldes de Chumbita, uno de los últimos indígenas gauchos que combatieron. Fue una de los últimos gauchos rebeldes de las montoneras; cuando estas fueron derrotadas, quedaron gauchos en las travesías como los últimos representantes de una época que terminaba con ellos, ya que después el gaucho se iría convirtiendo paulatinamente en obrero rural y ya en el siglo siguiente en obrero industrial urbano. Quedaban fuera de la sociedad civilizada, del país que se constituyó sobre la base de la dominación porteña y del poder de los terratenientes, analiza el Sociólogo.
“Fue la gaucha-gaucho, la mujer-hombre, arrojada y valiente. Fue la gaucha rebelde que se convirtió en mujer samaritana. Fue la gaucha cerril que se convirtió en santa gaucha. Fue el gaucho de la región andina y de la travesía. Martina Chapanay fue expresión del valor y capacidad de la mujer de la travesía".
Huarpes
Huarpe member.jpg
Miembro de la etnia huarpe millcayac
Población total34.279 (2010)
Idiomaidiomas huarpes
Asentamientos importantes
1.ºRegión del Nuevo Cuyo (Flag of Argentina.svg Argentina).
OTROS AUTORES
La apasionante vida de esta mujer ha inspirado a varios escritores del país. Le dedicaron libros Mabel Pagano, y su "Martina, montonera del Zonda"; Hugo Chumbita escribió sobre ella en "Historia del bandolerismo social en la Argentina"; Felipe Pigna también le dedica unas páginas en su "Mujeres tenían que ser"; y hasta algunos autores mendocinos la ubican dentro de la historia de la vecina provincia, como Urbano Ozan, en su "Estampas de Mendoza que se fue".
Pero no hay lugar a confusión sobre su origen: En 1811, cuando se estima que nació Martina, San Juan tenían otros límites territoriales, que cambiaron en 1934 con el nuevo mapa del Instituto Geográfico Militar, el que, según el historiador Horacio Videla, "hachó" el mapa de San Juan. Grandes extensiones de tierra de las Lagunas de Guanacache, donde nació nuestra heroína, pasaron a figurar desde ese año como mendocinas.
Hilario Cuadros, otro mendocino, la inmortalizó en una cueca que dice:
"En 1811 nació una linda cuyana / Entre cedrones, tomillos, toronjiles y pichanas... Fue Martina Chapanay / La nobleza del lugar / Cuyanita buena de cara morena / Valiente y serena / No te han de olvidar". 
SINÓNIMO DE "MACHO"
Al menos hasta la década del '70, algunas las madres sanjuaninas solían decirles "Martina Chapanay" a sus hijas cuando su comportamiento se alejaba de lo 'esperable' para una mujercita, es decir cuando decían malas palabras o dedicaban más tiempo a jugar a la pelota y a trepar árboles que a las muñecas. Por eso muchas crecieron con la idea de la 'Chapanay' como sinónimo de la 'Marimacho' inculcada por la época.
Escuelas hay con el nombre de Martina Chapanay, una en San Juan, Educación Especial Múltiple de Chimbas; y una en Mendoza, Escuela, Nivel Inicial, EGB1, EGB2, EGB3, en Guaymallén.
SUS ÚLTIMOS MOMENTOS
-¡Padre!, exclamó, siento que mi fin también se acerca. He sido criminal, pero hice cuanto pude por reparar mis faltas y confío en la misericordia infinita de Dios... la mensajera con la que mandé a buscar el cura de Jáchal no vuelve y mis fuerzas se acaban... deseo que su paternidad me oiga en confesión.
Lo hizo así el sacerdote y cuando la enferma hubo cumplido penosamente con el precepto cristiano pues su vida se extinguía sin remedio, le indicó al confesor un cinturón que guardaba bajo la almohada. Dentro de un bolsillo estaban las caravanas de la Virgen de Loreto y 50 onzas de oro.
-Llévelas padre, junto con el crucifijo, alcanzó a decir la Chapanay con voz apenas perceptible, devuélvaselas a la Santa Virgen”.
(Pedro Echagüe: La Chapanay)
Atrás de la iglesia erigida en honor a  Santa Bárbara, se encuentra la tumba de Martina
MARTINA CHAPANAY. LA LEYENDA DE UNA MUJER QUE CAUSÓ LA ADMIRACIÓN, Y TEMOR, DE LOS HOMBRES.
“Gaucho hembra” para algunos; “marimacho” para otros, Martina simboliza a la mujer indómita. Nacida en las lagunas de Guanacache, los historiadores mendocinos pretenden adueñarse de su historia. Mientras,los sanjuaninos la consideramos como propia. 
LO CIERTO ES QUE, INDIA, BANDIDA RURAL, POLICÍA, OFICIAL SANMARTINIANA, VENGADORA DE LA MUERTE DEL CAUDILLO RIOJANO ANGEL "EL CHACHO" PEÑALOZA, COETANEA DE SARMIENTO, MATINA CONTINÚA REUNIENDO A CIENTOS DE DEVOTOS EN MOGNA, A MÁS DE 100 AÑOS DE SU MUERTE.
Para no pocos argentinos, “Martina” es algo más que un nombre de “boutique”. Simboliza a la mujer indómita, a la joven resuelta a enfrentar cuantos problemas le pongan enfrente,
ES que "la Chapanay" quedó en en el corazón y la memoria de los cuyanos por sus hazañas en la guerra de la independencia.
Sus detractores -entre los que estuvo Domingo Faustino Sarmiento- la consideraron el arquetipo de las "marimacho". Pero la leyenda contradice esa caracterización y cuenta que la asaltante, cuando le gustaba alguno de los hombres que atacaba, "se lo quedaba un par de días y después recién lo liberaba".
Martina Chapanay nació a la vera de las Lagunas del Guanacache, entre San Juan y Mendoza, en 1811, el mismo año que Sarmiento.
Era hija, según algunos, de un indio huarpe. Según otros, de un cacique toba chaqueño, de nombre Juan Chapanay.
Si fuera hija del toba, la leyenda dice que Juan se refugió entre los indios Huarpes, “en una zona donde se formó un desierto”.
Su madre fue una cautiva blanca llamada Teodora, quien era huérfana y a la que Juan Chapanay rescató de una sangrienta pelea donde dos hombres terminaron decapitados.
"La Chapanay" se crió en el hogar de sus padres, que por su tamaño y la dedicación de Teodora, se transformó en la escuela y el centro de catequesis del lugar. Pero la muerte prematura de la mujer dejó al marido turbado y a Martina abandonada.
LOS HISTORIADORES COMO ECHAGÜE, JOSÉ BAIDAL, LAURA RODRÍGUEZ, EMILIO ALCAIDE Y MARÍA DEL CARMEN CARRASCOSA DESTACARON SUS ACTITUDES DE "JINETAZA Y CUCHILLERA" Y SU HABILIDAD PARA TREPARSE "EN BURROS SUELTOS" A LOS QUE HACÍA "GALOPAR SOBRE LOS ARENALES".

"Pialaba terneros y usaba un facón de palo tallado y con el que atacaba a los muchachos mayores que ella, perseguía animales y nadaba como un pez" en la laguna donde se pescaba en tiempos de la colonia, cuando vivía entre los Huarpes. Su desenfreno fue mitigado por su padre cuando la entregó a una mujer, Clara Sánchez, para que la criara en la ciudad de San Juan. Sánchez la trataba con rigor, pero al final se le escapó tras dejar a esa familia encerrada con llave.
EMANCIPADA DE LA JEFATURA DEL HOMBRE –ESTAMOS HABLANDO DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX- ESTE SINGULAR “GAUCHO HEMBRA”, SE CONVIERTE EN BRAZO ARMADO DE LA JUSTICIA Y EN SU SERVICIO DE POLICÍA VOLUNTARIA Y DE “DESHACEDOR DE ENTUERTOS POR CAMPOS CUYANOS EN AFÁN DE REDIMIR CULPAS, NADIE COMO ELLA MANEJA EL RECORTADO O FACÓN, NADIE COMO ELLA PELEA POR LA JUSTICIA, NI CASTIGA IGUAL LA FELONÍA O LA TRAICIÓN”, según relata Horacio Videla.

Debemos decir que no existe una historia oficial a la que se pueda dar valor de real en la vida de Martina. 
Su vida ha sido novelada y ha terminado siendo más un producto de la imaginación o los deseos de historiadores y feministas que una cronología creíble.
Hay algunos historiadores que sostienen que 
“a partir de esa fuga Martina se lanzó a vivir entre los indios como ladrona de caballos y asaltante de los caminos, lo que no era extraño en esa época en rebelión con los sistemas de la mita y la encomienda”.
Pero su fama mayor radicaba en que -al igual que otros Robin Hood criollo como el gauchito Antonio Gil del Litoral, el célebre Capitán Guayama o Gervasio de Artigas- la mujer repartía el fruto de sus robos entre los más humildes.
Después –dicen algunos historiadores-, se enamoró de un famoso indio bandido de la época, Cruz Cuero, que junto a ella armó una banda de delincuentes que durante muchos años asolaron la región y llegaron a atacar la Iglesia de Loreto en Santiago del Estero. El amor entre Cuero y Martina terminó en tragedia cuando ella se enamoró de un joven extranjero, secuestrado por la banda.
El jefe la golpeó hasta dejarla inconsciente y al amante lo mató de un balazo en la cabeza.
Martina no se quedó atrás y para vengar a su enamorado mató a Cuero atravesándolo con una lanza y quedó al frente de la banda.
E.E.E. Múltiple M. Chapanay, Chimbas. E.E.E. Múltiple Nº 249. San Juan
CON SUS "SOLDADOS", MARTINA MARCHÓ JUNTO A FACUNDO QUIROGA PARA SUMARSE AL EJÉRCITO DE LOS ANDES, POR LO QUE JOSÉ DE SAN MARTÍN LA NOMBRÓ CHASQUI.
Al terminar la guerra de la independencia, federal de alma, luchó junto a Quiroga y a Angel Vicente "El Chacho" Peñaloza, pero las sucesivas muertes y derrotas la devolvieron a las lagunas al frente de su banda.
Según historiadores mendocinos, que consideran a la Martina como patrimonio propio, 
“le ofrecieron incorporarse a la policía de San Juan con grado de sargento mayor al frente de sus "laguneros", indulto mediante, pero el encuentro con el oficial que mató por la espalda a Peñaloza frustró la fiesta”.
Es que la Chapanay no toleró compartir filas –dicen- con el asesino de su líder y lo retó a un duelo que finalmente se frustró cuando el hombre se descompuso -presa del miedo- y pidió la baja de la fuerza.
“La mujer que recorrió tantos caminos con su facón en la cintura fue perseguida por sus andanzas y recordada por sus hazañas. Murió a los 74 años, en 1887, frente a la laguna y sólo acompañada por sus perros El Oso y El Niñito”, dice la historia mendocina.
El historiador sanjuanino Horacio Videla no comparte esta versión y cuenta en Retablo Sanjuanino que 
“retirada en sus últimos años en Mogna, pasa por allí un día un misionero franciscano, llevado por el dedo de Díos.

-Padre –dícele Martina- siento que el fin se acerca. El mensajero que mandé a buscar al cura de Jáchal no vuelve y mis fuerzas se acaban. He sido criminal pero hice cuanto pude por reparar mis faltas y confío en la misericordia de Dios.
Todavía hoy se cuenta que otro oficial sanmartiniano, el sacerdote Elacio Bustillos, cubrió su tumba con una laja blanca, sin ninguna inscripción, ya que "todos sabían quién estaba allí".
LO CONCRETO ES QUE LA TUMBA DE MARTINA CHAPANAY, INDIA, BANDIDA RURAL, POLICÍA, OFICIAL SANMARTINIANA, VENGADORA DE LA MUERTE DEL CAUDILLO RIOJANO ANGEL "EL CHACHO" PEÑALOZA, CONTINÚA REUNIENDO A CIENTOS DE DEVOTOS EN MOGNA, A MÁS DE 100 AÑOS DE SU MUERTE.
Martina Chapanay y sus mulitas, por Guido García Zalazar
BAIDAL, JOSÉ: CUENTOS DE LA MENDOZA MARGINAL🔻

El periodista y escritor José Baidal la hace mulata, habitante de la barriada de la Chimba, habla del tal Cruz Cuero, la imagina amiga de San Martín y la inventa mendocina, además. 
"La Martina era una mulata de averías, jinetaza y cuchillera, que supo tener a mal traer a los que se pasaban con ella. Descontenta y sin saber qué era lo mejor, vivía en el barrio La Chimba, entre la actual los Pescadores (hoy Coronel Díaz) y el Canal Zanjón. 
Era machaza de verdad y más de una vez no sacó el cuchillo para defenderse, por que le sobró con un puñetazo para voltear al más zafado. Un día se topó con el Cruz Cuero, jefe de bandidos montoneros que se ocultan en medanales de lo que hoy es Lavalle y sólo salían de allí a robar. No entendió cuando él le dijo que conocía su fama y venía a llevársela. Ni tampoco le dio al Cruz Cuero para sacar la daga; extrajo la suya rápidamente, le aplicó un planazo y le buscó la panza. Desorientado el bandido sólo atinó a defenderse cuerpeándole a la morena, para luego, desde lejos, decirle entre carcajadas, que parara la mano, porque él quería arrimarse a ella, pa vivir juntos, pues. La mulata vestía blusa, bombacha de gaucho y botas de cuero. Dijo, mientras guardaba el cuchillo: eso ya es otra cosa. 
Y se juntaron nomás. Se quedaron en La Chimba, más bien en la calle de Los Pescadores, haciéndose clientes de la pulpería y de los patios con fiestas campestres (...). Cruz Cuero con sus antecedentes y costumbres pronto encontró dificultades, y con la mulata regresó a las lagunas, junto al bandidaje que se escondía en los bosque de centenarios algarrobos, entre los médanos de ese desierto que todavía existe (...). 
Allí la mulata peleó junto a su compañero, en asaltos a viajeros de la zona. La pareja se afincó en Lagunas del Rosario, donde ya se había levantado la capilla con ese nombre y el cementerio, junto al cual se eleva todavía, un algarrobo secular al que los lugareños llaman desde entonces, "el árbol de la Justicia y de los Suplicios". En una gruesa rama de éste se ahorcaba a los condenados a muerte y en el tronco - que tenía un cepo - se torturaba a los forajidos. La mulata, preocupada por los sobresaltos que de continuo le producían las corridas policiales, decidió que en alguna otra parte podría cambiar de vida. 
En las Lagunas del Rosario, con el tiempo, también se ocultarían llaneros que huían de La Rioja, como José Manuel Cornejo, Estanislao Gil, Cruz Albino y hasta el mismísimo y tan temido capitán Guayama. 
Le extasiaba el caos del desierto, le agradaba también su gente, se hubiera quedado allí para siempre, pero otros acontecimientos, como anticipándose a sus anhelos, dispararon sus dudas y causaron su futuro.(...) 
Un día, tras otro de los ya mentados asaltos, la Mulata vio cómo una de las partidas daba muerte a Cruz Cuero. Salvóse ella saltando como una fiera sobre los sorprendidos milicos, con su cuchillo cruzando el aire a diestra y a siniestra. 
No se dio por vencida y reorganizó la banda, capitaneándola por mucho tiempo. La dirigió en muchos otros atracos, protegida por la gente humilde a la que entregaba lo producido de los robos. Pero un día, contemplando el Algarrobo de la Justicia y de los Suplicios, se le dio en pensar si alguna vez no le tocaría a ella ser colgada allí. No tuvo miedo. Sí una clara visión de la realidad y una rara sensación de disconformismo. Además, ya nada sería igual sin el Cruz Cuero. 
Dejó en libertad de acción a la banda y volvió a la Chimba. Al verse nuevamente en lo suyo, supo que sería otra persona. Advirtió que casi no quedaban hombres jóvenes. Se habían ido a El Plumerillo, donde un general organizaba las fuerzas que liberarían a Chile y al Perú. Fue una revelación. Hacia allí se dirigió al galope de su caballo, urgida por algo desconocido. Y ofreció sus servicios a un extraño y admirado general San Martín, quien la nombró chasqui del ejército. Así nació otra vida, también llena de peligros y de hazañas, pero recompensada con el honor. Y galopó sin descanso en su montado día y noche, llevando y trayendo mensajes para el general San Martín. Se ganó el respeto de jefes y de soldados y lucía con orgullo la chaqueta de oficial que el General le había regalado, bombacha de paisano, botas de charol con espuelas. También supo cargar sable, se hizo diestra en el manejo del fusil, y hasta aprendió a disparar un cañón, pero sin dejar a su última amiga la daga, que llevaba metida en su bota, lista para ser usada. 
San Martín estaba sorprendido de su eficiencia y contemplándola con su mirada de águila, un día que salía a la carrera de su flete con otro mensaje, se dijo que mujeres así necesitaba la Patria. Mujeres como ésa -que ahora descansa de su azarosa vida protegida por la Historia- como esa, como la de Martina Chapanay". 
LIBRO LA CHAPANAY🔻
COMO TODOS LOS MITOS POPULARES, LA VIDA DE MARTINA CHAPANAY FUE CONSTRUYÉNDOSE DE BOCA EN BOCA.Publicado por Laura Arena
... Muchos son los historiadores que han escrito sobre Martina. El libro más fidedigno es el de Mabel Pagano, Martina Chapanay, montonera del Zonda.
La figura de los caudillos, hombres y mujeres, representa un tiempo, un espacio, una lucha, una liberación. Ignorados por la historia oficial, casi siempre luchando contra los poderes centrales, convirtiéndose en una molestia con sus banderas, símbolos, tierras, lemas, siempre algo por lo que luchar y defender.
Los argentinos fuimos educados por el esquema sarmientino de "civilización o barbarie" que guarda todo el secreto de la historia del caudillaje. Porque si se comprobara su falacia, si llegara a establecerse que los "bárbaros" no eran tan bárbaros y que los "civilizadores" no eran tan civilizados, la historia oficial se derrumbaría como una casa de papel y buena parte de los próceres quedarían a la intemperie. Esto nos obligaría a repensar toda la historia argentina, de ángeles y demonios, en donde los “buenos” pareciera que representan un principio superior, una forma de excelencia, donde el pueblo es bárbaro e imposible de domesticar.
En ese pensamiento diferente reivindicamos a Martina Chapanay , la rubia Moreno, la Pasto Verde y tantas más, bravas como leonas, que dejaron su sangre por nuestra libertad.

"MESTIZA, BANDIDA Y LEYENDA": Martina Chapanay. "COSAS NUESTRAS". Revista de Cardón. Año 6. Nº: 25. Marzo 2011. Pág. 109, 110 y 111. Capital Federal.
 "MESTIZA, BANDIDA Y LEYENDA": Martina Chapanay. "COSAS NUESTRAS". Revista de Cardón. Año 6. Nº: 25. Marzo 2011. Pág. 109, 110 y 111. Capital Federal.

 "MESTIZA, BANDIDA Y LEYENDA": Martina Chapanay. "COSAS NUESTRAS". Revista de Cardón. Año 6. Nº: 25. Marzo 2011. Pág. 109. Capital Federal.

  "MESTIZA, BANDIDA Y LEYENDA": Martina Chapanay. "COSAS NUESTRAS". Revista de Cardón. Año 6. Nº: 25. Marzo 2011. Pág. 110. Capital Federal.

  "MESTIZA, BANDIDA Y LEYENDA": Martina Chapanay. "COSAS NUESTRAS". Revista de Cardón. Año 6. Nº: 25. Marzo 2011. Pág. 111. Capital Federal.
Referencias
1. Quién fue MARTINA CHAPANAY
2. [Vida y pasión de grandes mujeres, autor Elsa Felder]
3. Domínguez Saldívar, Saúl (2004). Los Gauchos Rebeldes en la historia argentina. Buenos Aires: Gedisa. ISBN 950-768-462-X.
4. Echagüe, Pedro (1884). La Chapanay. Buenos Aires. Consultado el 22 de octubre de 2012.
5. Baidal, José. «MARTINA CHAPANAY : Fragmento de la historia de San Juan¨de Daniel Chango Illanes». diariolibre. Consultado el 08/02/17.
Fuente:
http://www.tiempodesanjuan.com/departamentales/2013/11/27/martina-chapanay-venerada-45098.html
http://www.tiempodesanjuan.com/sanjuan/2013/12/11/chapanay-mentiras-verdades-mito-47004.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Martina_Chapanay
http://losandes.com.ar/article/cultura-270727
http://enargentina.about.com/od/culturaylenguaje/a/Martina-Chapanay-La-Gaucho-Hembra.htm
http://www.sanjuanalmundo.org/articulo.php?id=16831
http://revistaelcanillita.com.ar/la-leyenda-de-martina-chapanay-la-robin-hood-de-san-juan/
http://lauraelisaarena.blogspot.com.ar/2013/07/martina-chapanay.html
http://www.diariolibre.info/secciones/noticias/nota.php?id=9962

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